Arriba, el video en que El Mandril llama a prepararse para la guerra contra Colombia, los EE.UU. y cualquier otro enemigo que se invente
Le güelió a tigre
¿Nadie le habrá dicho al mandamás, en ejercicio de todas las potestades, ahora también divinas por su auto-abrogada herencia redentora, agregada ésta última a las propias de constituir en su majestad corporal misma la esencia nacional aborigen y libertadora ancestral, que ese “agárrenme que lo mato” suyo, es ya ridículo hasta la nausea, por manido desde hace años y años?
El achicopalamiento bipolar determinó en tiempo record, que la fanfarria para iniciar la guerra que iba a durar cien años, apenas fue una pirotecnia ventosa de 100 horas. La hedentina lo envolvió a él mismo y le “güelió a tigre”. Su instinto para el retroceso, su mejor disciplina de militar pirata, así lo aconsejó. “Por ahora” No habrá Guerra, entonces tampoco habrá Golpe militar para anularla, agrego yo.
El domingo mandó a sus generales a prepararse para la guerra inminente y el miércoles ya se volvió mansito como una codorniz.
Nos quedamos esperando nuestra orden de movilización general. Yo tenía mi plan de ir por supuesto a la gran guerra patria, pero del lado de Colombia, la patria de Bolívar.
Quiero provocar, es evidente, no ya la ira de los acólitos directos del gobierno, que no pueden lograr maldecirme con peores epítetos, sino enrostrar la estupidez de quienes creen que burlarse como lo hago de los aprestos guerreristas de Chávez, “no conviene porque da municiones y argumentos al gobierno contra la “oposición responsable”.
Qué buena noticia. Encontré entonces, por fin, la manera de matar dos pájaros con una sola pedrada: experimento el sublime placer de burlarme de estos payasos rojos de la política, que asolan nuestro país y por si fuera poco disfrutaré irrumpiendo contra ese discurso alcahuete supuestamente “serio”, que vive cuidándose de solo decir lo que pueda dar votos a la oposición y quitárselos al dueño de ellos, por vía Smartmatic y el sistema electoral leproso del mandamás.
Seguiré entonces con mi nuevo oficio: molestar también a los “bien pensantes”, a los de lengua de madera, de hablar elíptico y circunspecto, gente refinada de lenguaje “fisno” y prudente, tan leída y escuchada, tanto y con tan roñosos resultados, que han provocado el rarísimo fenómeno, que, en estos tiempos de hartazgo para los corruptos y malandros y de privaciones para las grandes mayorías, haya aparecido contra el gobierno rapaz e inepto y contra la oposición de nalgas entalcadas, un impresionante número de venezolanos, si le creen a sus encuestadoras, que repudian por igual a los causantes inmediatos y directos de esas calamidades de la vida cotidiana, como a esos pomposos dueños de la opinión mediática de la oposición, que hace tiempo discurren con la cantaleta de buscar, calendario electoral en mano, la frase que nos una y dialogue, que atempere y modere la convivencia con el locaje gubernamental.
Qué bueno entonces que empecemos a diferenciarnos en idear el cómo se terminará con esta pesadilla chavista, porque el verdadero debate será, en medio del derrumbe, como se reconstruye esta nación. No hay muchas alternativas dados los imperativos:
O insistimos como ya nos proponen, con dosis menos letales del mismo manjar podrido del clientelismo parásito y el estatismo rentista petrolero o si por el contrario, se adopta, por fin, un tipo de régimen y medidas que corten con este modelo de inviabilidad de país.
Lo que heredaremos como país, en estado de coma, está reventado socialmente a partir de la práctica recurrente de montar gobiernos para un sector de asistidos y mantenidos, a cuya cabeza una élite obscenamente enriquecida y depredando los bienes públicos posa de demócrata.
Buscan por supuesto el aplauso de sus mesnadas y pactando con la rival para alternarse en el usufructo del mismo vicio lograrían seguir burlando las esperanzas de la pobre gente de este país.
Pero también a sus sectores preparados, por merito propio, que solo quieren garantías de libertad genuina, sin padecer del monstruoso estado y economía del despilfarro e ineficiencia clientelar.
Déjenme hacer un último ejercicio de hablar en fino:
Este tenebroso tema de sabaneitor, de hacer oler a pólvora belicista con Colombia al debate nacional, sobre su rosario de desastres por su incompetencia, son indicadores, como muchos otros, que seguramente ya quedó atrás el punto crítico de su mayor nivel de “amarrabilidad con chaleco de fuerza”, para convertirse en “punto de melcocha expulsatoria” o de “defecabilidad inminente” en medio de un colapso general del país, ya inmanejable.
Ya se alcanzó hace rato el pináculo del nivel de incompetencia, medido por sus discursos de despedida de la historia terrenal, para modelar en los altares de los dioses guerreros, siempre por supuesto según bocas laudatorias con pueril incondicionalismo e idiotez de sus “colaboradores”. ¡¡ Que va, no me resultó !! Sigo entonces peor que antes.
MBB, “modo bipolar b”
Tuvo que ayudarlo Lula, quien mandó a diferir en el Senado brasileño, hasta nueva orden, la entrada de Venezuela al Mercosur y fue tal el unánime repudio mundial a las loqueteras belicistas de sabaneitor, que leyendo sobre ese impacto noticioso demoledor que se había desatado contra él, se le cortocircuitó el cerebro y se le “reseteó” poniéndolo en MBB “modo bipolar b”, rodeado de niños oyéndole con ojos de asombro, la truculenta cháchara “rectificatoria” por enésima vez, sobre que en realidad él está preparándose para la guerra desde 1971, cuando se inició como militar felón.
Cuando adopta el modo bipolar B, para bolsas, la oposición mediática celebra sus luminosos días por venir, acariciando la idea de una alterabilidad pactada democráticamente entre clientelas, como remedo del punto-fijismo en su etapa degenerativa.
Pero el mandamás en realidad nunca ha dejado de transmitir en modo bipolar A, de agresiones, del anti por delante de todo. Modo bipolar A y B están, sin embargo, inextricablemente unidos, pertenecen a la misma truculenta personalidad cínica.
Y Por si alguien lo duda, no opino que esté loco de remate: es una persona enferma de un nivel de egolatría tal, creyéndose ya una majestad de la historia universal, como le dicen todos los vivianes que se hacen billonarios mientras le halagan, pero que si está VOLVIENDOSE loco, creyendo su propio cuento sobre que es un ser excepcional y predilecto de la especie, condenado al triunfo y al estrellato: lo de rodearse con los chulos de Hollywood no es para nada casual.
Después del fiasco hondureño y tras convertirse en apestoso para muchos países latinoamericanos, él necesita agónicamente un TRIUNFO, contra el odiado imperio, que lo tiene enredado con “las maneras del Premio Nobel Obama”.
Creo por ejemplo que micifuz pudo haber soñado con el ardid que si él amenazaba con la guerra a Colombia, Uribe saldría a rastras, a rendírsele y pedirle a USA que retire las bases.
Es ese tipo de unilateralidad, del modo bipolar A, es el que responde a ese patrón de irrealidad, sobre que si lo tumban allí mismo empieza la Guerra de los cien años, los 10 Vietnam en América y toda esa fantasmagoría, que según él y sus acólitos son de alta factura política.
Lo que ya es el colmo es que “plumas” de redacción correcta, pero que solo han conocido el librito abecedario MI VAQUITA de política, se animan a aconsejarnos sobre: no osar dejar de reconocer esas grandes astucias del verbo presidencial.
No le demos muchas vueltas a este asunto. Nuestro drama, al padecer al chavismo que se eterniza, no tiene nada que ver con “el mensaje” y todas esas pamplinas, de quienes andan de Marketing político pagando asesores o pretendiendo ser tales, con discursos de pretensiones académicas, sobre lo adecuado o no, para hacer “romper el vinculo emocional de Chávez con el pueblo” y toda esa bazofia libresca.
Nuestro drama nacional paradójicamente está ligado a los benditos miles de millones de dólares que pudo repartir en prioridad para los suyos y que mantendrán su mollera blanda y sensible al mensaje malandro rojo, hasta que pongan en la balanza lo que reciben y lo que pierden, en esta desaforada carrera hacia la barbarie.
Chavismo sin real no funciona. Es tal su incompetencia que los descubrirían en días y es tal su mediocridad, que aun con el trillón de US$, despilfarrados, ya se dieron cuenta que esto estará cada vez más a punto de estallido.
Que disfruten entonces mientras tanto sus adláteres y quienes se dirigen a ellos como caballeros de su misma ralea. Yo preferiré disfrutar insultándolos.
Si mis compatriotas resuelven seguir aguantando por años a estos rojitos sepultureros de Venezuela, yo me voy a Colombia la verdadera patria de Bolívar, a vivir protegido de amenazas con mis bases yanquis.
Por supuesto que esto último es la típica provocación para aquellos aprendices que creen en ese cuento chimbo que los chavistas son dueños de la nacionalidad y que puedan arrinconar a un espíritu libre con la regorgaya de que pudiera ser considerado “traidor a la patria” porque no me alineo con el modo A del bipolar bribón guerrerista.
Y pienso igual o peor de ellos, cuando pasan el suiche al modo B, bobalicón, maníaco electoral, pacifico y con cara angelical. Ese es tan o más repugnante que el otro modo, aunque con ambos le sobran cómplices de nuestra llamada oposición, entre los retadores electorales y los prudentes del lenguaje conveniente, para que él amo de todos ellos no use nuestros argumentos y sarcasmos como pretexto para… desacreditar la oposición… leal a su majestad.
Y yo que creía que esta especie de pendejos estaba extinguida… pues no: constituyen los “ideólogos del manual del buen opositor” de amplia afluencia e influencia mediática. Procuraremos no convertirnos en sus blancos cotidianos aunque les aborrezcamos.
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