miércoles, 12 de septiembre de 2007

Caciques e indios

Bajo manto de secreto y misterio, se construye en La Carlota, en el propio centro de la capital

El programa, si es que así se lo puede llamar, de construcción de "ciudades socialistas", revela mucho más acerca de la sedicente revolución que se nos pretende imponer de lo que a simple vista pudiera imaginarse.

Una cosa significa, en efecto, la llamada ciudad Camino de los Indios, encaramada en la sierra a unos diez kilómetros del aeropuerto de Maiquetía, y otra la que, bajo el mismo manto de secreto y misterio, se construye en La Carlota, en el propio centro de la capital de la República en terrenos que, en un momento de suma demagogia, el mismísimo Presidente había prometido destinar a la recreación de todos los caraqueños. ¿Cuáles serán los criterios a aplicar para seleccionar los habitantes de una y otra de estas "ciudades socialistas"?

George Orwell, el antiguo combatiente de la División Lenin en la guerra civil española, describió hace ya medio siglo las claves distributivas de lo que ahora en Venezuela se nos trata de vender como socialismo del siglo XXI.

Ella fue formulada en su célebre sátira antiestalinista, Rebelión en la granja: se trata de sociedades regidas por el principio de que "todos somos iguales", pero en las que algunos son más iguales que otros.

No debe sorprender entonces que se proclamen las virtudes de la pobreza y que esta incluso sea postulada como una suerte de desiderátum social, mientras en la muñeca se exhiben relojes obscenamente costosos y los amigos recorren los aeropuertos del mundo con maletas atestadas de los verdes billetes del odiado imperio.

Pero además, al negarse a reconocer la existencia del mercado del suelo, el socialismo de estirpe estalinista (o fidelista, que es lo mismo) no logra resolver la cuestión de cómo asignar las viviendas entre las familias y termina imponiéndose la lógica de la nomenklatura: las viviendas mejor localizadas y de mayor calidad para la plana mayor del régimen, los caciques; el resto para los indios.

De modo que hoy estamos ante una doble afrenta cometida en nombre del socialismo: a escondidas se resuelve destinar a viviendas particulares ciertos terrenos cuya evidente vocación es la de espacio público de todos los caraqueños, mientras los usufructuarios serán, a no dudar, los validos del régimen.

Marcos Negrón

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