jueves, 26 de febrero de 2009

Emergencia nacional: si no fuéramos venío no nos fueran agarrao


Domingo Maza Zavala analiza en su columna de hoy en El Nacional, los diversos escenarios económicos que se presentarán a corto plazo en el país ante la remota recuperación de los precios del petróleo.

Esta es su columna completa:

La esperanza del Gobierno es que los precios del petróleo se recuperen en el corto plazo, lo que le permitiría evitar los efectos más graves y agudos de la crisis, sin perder apoyo político. Existen algunos recursos en divisas que pueden servir para mantener este año la política de expansión que ha venido aplicándose desde el último trimestre de 2003, gracias a los elevados ingresos petroleros; la buena recaudación de impuestos internos, además de la eficiente actuación del Seniat, también se basa en la expansión sustentada en el ingreso petrolero.

Al contraerse éste en una proporción estimada en 60% para este año, el ingreso tributario disminuirá, en el supuesto de que el Gobierno no recurra al aumento de la presión tributaria, como es posible. Para que la tasa de crecimiento económico se sitúe en 5%, como el año pasado, se requiere que el gasto público aumente 15% y que las importaciones de bienes se mantengan en 50 millardos de dólares como en 2008.

Esto último supone la disposición a “quemar” parte de las reservas internacionales del BCV y parte de los recursos en divisas de Fonden y Bandes. A pesar de ello el desempleo aumentaría hasta 10% u 11%. Tampoco podrá evitarse que la inflación sobrepase 30%.

En 2010 los recursos gastados en el presente no existirían y nuevos recursos serían muy difíciles de obtener, salvo que el Gobierno recurra a vender activos de la República o que negocie petróleo a futuro.

Si la OPEP en marzo decide un nuevo recorte de producción para apuntalar los precios, la producción venezolana será menor que la actual y el ingreso más reducido. Recurrir a los mercados financieros internacionales en demanda de crédito con un índice de riesgo en máximo histórico y la sombra de la crisis financiera mundial proyectándose sobre esos mercados, sería prácticamente inútil.

Si el Gobierno adoptara la actitud a que me refiero su política se inscribiría en la orientación neoliberal u ortodoxa: dejar hacer, dejar pasar, esperar que la economía retome la ruta de la recuperación. Sería contradictorio con el proclamado socialismo bolivariano o del siglo XXI. Para ello, en primer lugar el Gobierno tendría que decir la verdad al país: la crisis nos afecta por múltiples vínculos con la economía mundial y si se tienen algunos recursos ahorrados serían para fortalecer mecanismos y actividades que compensen en lo posible la declinación del ingreso petrolero. Estos medios no son únicamente los que administra el sector público, sino los que puede movilizar el sector privado.

En verdad, sin exageración, estamos ante una emergencia nacional. Es posible que la recesión económica mundial se abrevie en el tiempo y se haga menos grave que lo previsto, lo que no va a ser resultado de la propia dinámica del sistema sino de la estrategia del Estado de los países desarrollados ­y de los que tienen otro signo, como Rusia y China­ para movilizar recursos y tomar decisiones que permitan la reactivación privada; pero nadie puede garantizar razonablemente que esa estrategia alcance sus objetivos.

Lo probable es que los resultados requieran tiempo y más recursos, porque hay que afectar en uno u otro sentido no sólo a instituciones financieras y grandes corporaciones sino también a los millones de consumidores y trabajadores que constituyen la red básica de la dinámica económica.

La estrategia ante la crisis que se adopte en Venezuela no puede fundarse en la hipótesis aventurera de que los precios del petróleo volverán a los niveles de precrisis en uno o dos años. Lejos del neoliberalismo, lo que se impone es una actuación planificada de los actores de la vida nacional, principalmente el Gobierno, pero necesariamente también los de la empresa privada, los trabajadores y los consumidores.

D. F. Maza Zavala // Ante la crisis
El Nacional

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