“Chávez no asume el costo de abordar el asunto de la delincuencia y la violencia porque la gente, sobre todo en los sectores populares, no lo percibe a él como el responsable”, dice el analista Luis Vicente León. De esta manera, El Nacional presenta hoy un análisis sobre la inseguridad como un tópico poco abordado por el mandatario venezolano.
Este es el reporte que nos ofrece El Nacional:
Desde que el 4 de abril de 2006 fueron hallados muertos los tres hermanos Faddoul adolescentes de 12, 13 y 17 años de edad se acentuó aún más la percepción de la inseguridad como el primer problema del país, por encima del desempleo, el alto costo de la vida, el desabastecimiento y la corrupción. Sin embargo, el presidente Hugo Chávez no ha dispuesto, en toda su gestión, una cruzada para enfrentarla.
Ni siquiera habla sobre el tema.
Pero cuál es la lectura política para este comportamiento en un Jefe de Estado.
“Chávez no asume el costo de abordar el asunto de la delincuencia y la violencia porque la gente, sobre todo en los sectores populares, no lo percibe a él como el responsable y para él es preferible que eso continúe siendo así. Que no lo vinculen con ese tema. Si él empieza a hablar de eso, empiezan también a hacer la conexión y a responsabilizarlo”, apunta Luis Vicente León, director de Datanálisis.
León indica que si Chávez aborda el problema directamente y no lo delega en sus ministros la población le adjudicará de inmediato la responsabilidad de resolverlo.
“Otra razón por la cual el tema está ausente de su discurso es porque las medidas que requerirá para solucionarlo son impopulares y probablemente no tenga éxito“, agrega.
En términos de opinión pública, “sucede algo único” con el asunto de la delincuencia, según León. Mientras el ciudadano ve un solo responsable en los problemas de los servicios públicos o el desempleo el Gobierno, con la delincuencia “se atomiza a los responsables”.
“La gente señala al Gobierno, la policía, la falta de escuelas, el desempleo y otros factores más”, dice.
Existen razones que explican esta disociación. “Para los estratos bajos, la criminalidad ya afectaba a esta parte de la población antes de 1999, por lo cual no la relacionan con el Presidente”.
Lo novedoso es que el problema ha comenzado a tocar duramente a la clase media, a través del secuestro express y los robos tipo comando, puntualiza. “Y eso sí lo reflejan las encuestas”. León considera que Chávez sólo enfrentaría el flagelo si ocurre un hecho tan impactante como el de los Faddoul. “Allí la gente puede empezar a responsabilizarlo”.
Visión ideológica
El analista político Ricardo Sucre considera que existen tres razones por las cuales el combate contra la inseguridad no es una bandera presidencial.
“Primero está la visión ideológica del Gobierno, que lo evidencian los nuevos manuales de la Policía Nacional. Allí se sugiere que la delincuencia es un producto del capitalismo, porque surge de la explotación del hombre por el hombre”, dice.
Así, el Gobierno considera que el mal sólo se erradicará cuando se desmonte la estructura capitalista y se implante una economía socialista. “Eso conduce a una visión benevolente de la inseguridad y a que se retrase su abordaje”.
Chávez lo sintetizó así el 4 de este mes: “Tanta violencia es producto del capitalismo, que es producto del individualismo”.
La segunda razón, según Sucre, es que, desde el punto de vista político la delincuencia es un poder. “El país tiene unas estructuras delincuenciales muy fuertes, de narcotráfico, prostitución, robo, contrabando y secuestro. Atacar esos circuitos tendría consecuencias políticas insospechadas.
Sería como abrir una caja de Pandora de conflictos sociales y políticos”.
Por ejemplo, señala, podría romperse el equilibrio social que mantienen las bandas en algunos barrios, que son vistas como el único garante de la seguridad y el orden en ciertas zonas.
“Este Gobierno le tiene pavor a la inestabilidad social”, afirma Sucre. “Tocar esas estructuras delincuenciales puede generar una guerra, porque esas estructuras van a responder. Habría una verdadera guerra”.
La tercera razón, de acuerdo con el especialista, es que el Gobierno ha demostrado una incapacidad administrativa para emprender políticas de largo aliento.
“Ha habido 11 ministros de Relaciones Interiores y Justicia y los planes que anuncia un funcionario han sido desmantelados por el siguiente”.
Coherencia discursiva
La coherencia del discurso presidencial es otra razón mencionada. Chávez entraría en una contradicción al abordar aspectos relacionados con la criminalidad.
“El presidente tiene un discurso que legitima la violencia. ¿Cómo podría hablar y defender una política de desarme, cuando ha afirmado que cada mujer y hombre debe portar un fusil Kalashnikov?“, pregunta el sociólogo Luis Cedeño, director de la asociación Paz Activa.
Adelantar una política de seguridad coherente implicaría que Chávez cambie su discurso e incluso el eslogan de su gobierno: “Patria, socialismo y muerte”.
Agrega que un elemento fundamental para enfrentar la criminalidad es la voluntad política, “y Chávez carece de ella”.
“Eso implica tener liderazgo sobre el asunto, como lo hizo el presidente Álvaro Uribe en Colombia con su plan de Seguridad Democrática, sobre el cual hablaba permanentemente”.
Cree que la ausencia del tema de la inseguridad en los discursos presidenciales se debe a que sabe que se trata de algo muy grave y por tanto de difícil solución a corto plazo.
Fabiola Zerpa
El Nacional
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