miércoles, 23 de julio de 2008

Chávez en las Baleares


El chupa dólares trasladará a Chávez a las islas Baleares, donde la familia real española pasa las vacaciones de verano. Su majestad, el rey don Juan Carlos, que allá despacha sin corbata y en mangas de camisa no podrá disfrutar a sus anchas del verano mallorquí y tendrá que suspender alguna de sus actividades náuticas por la imprevista visita del impertinente mandatario venezolano, que no entiende de protocolos ni de agendas hechas con antelación y a lo mejor aprovechándose del relajo protocolar hasta se autoinvita a una regata.

A un rey democrático cómo Juan Carlos, criticado en algunos sectores españoles por salirse de sus casillas y mandar a callar a Chávez durante una cumbre iberoamericana, no le queda otra que hacer filigranas y tenderle la mano, manteniendo firme el brazo, eso sí, para evitar cualquier otra proximidad, a no ser que el venezolano, como es su costumbre, se abalance sobre la real humanidad de Juan Carlos y éste no pueda mantener distancia.

Han surgido voces –hasta de incredulidad– que protestan no sólo por la presencia de Chávez en España, sino también por el recibimiento que el rey le dará en el palacio de Marivent. Ese gesto real no es una concesión graciosa, no se trata de una visita de cortesía que dispensará el impresentable comandante caribeño para ser reseñada en la revista Hola, ni es un personaje digno para programas de cotilleo como Corazón Corazón. Es un asunto político.

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Una foto impresentable. El rey, como se sabe, reina, pero las decisiones políticas las toma el gobierno de turno. Chávez será recibido por Juan Carlos de Borbón por recomendación de Rodríguez Zapatero y del canciller Miguel Ángel Moratinos, interesados en ponerle punto final a la polémica y salvaguardar los intereses económicos de España en Venezuela.


Chávez será grosero pero no bruto, si su brusquedad característica no lo hace cometer imprudencias y se comporta con cierta moderación, la reunión será un acierto. Chávez se siente maltratado en algunos países de la Unión Europea, que responden a sus modos políticamente incorrectos tratándolo como a un apestoso.

Su mala imagen podrá revertir cuando aprenda urbanidad y buenas costumbres democráticas, cuando deseche prácticas autoritarias e impida que en su gobierno se sigan cometiendo violaciones de los derechos humanos, como las manifestadas recientemente con las inhabilitaciones políticas. Su desprestigio se desvanecerá cuando abandone su política intervencionista y deje de expresar solidaridad con grupos terroristas como las FARC y la ETA.

Para el gobierno de Zapatero, por encima de toda circunstancia, está la numerosa colonia española que reside en Venezuela y los graves problemas que confronta, especialmente los de inseguridad, además de la inseguridad jurídica está la personal con los secuestros de los cuales son víctimas y de las invasiones a sus tierras, dirigidas por grupos afines al gobierno revolucionario. Zapatero tendrá que reírle las gracias Chávez cuando lo reciba en la Moncloa, lo hará sin ningún esfuerzo porque tiene la sonrisa tatuada en el rostro.

En el pasado, Felipe González no ocultó su simpatía con el déspota de La Habana y entre mojito y mojito le sonrió sus toscas gracias, para fortuna de inescrupulosos empresarios españoles, que aprovechándose de una mano de obra sin derechos laborales se enriquecieron en Cuba con negocios de hotelería.

En cuanto a don Juan Carlos, no podrá evitar la foto de rigor con Hugo Chávez, no hay duda de que es un profesional de la cosa real y ha tenido que retratarse con muchos otros impresentables, como el general Videla, un dictador argentino de ingrata recordación que también se merecía un regaño real.

Marianella Salazae
El Nacional
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=410126

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