viernes, 31 de agosto de 2007

La apuesta de la izquierda por el fracaso

No sólo en Iral la izquierda política ha apostado por el fracaso. Tanto en Estados Unidos como en el resto del globo, la izquierda ha venido teniendo desde hace tiempo un interés creado en la pobreza y el malestar social. Nunca se le ha podido aplica ese viejo slogan publicitario: “El progreso es nuestro producto más importante”.

Y es que la izquierda ha mostrado muy poco interés por cosas como las escuelas negras de éxito en los Estados Unidos o los países del Tercer Mundo en los que millones de personas han salido de la pobreza en los últimos años..

El progreso en general parece despertar muy poco interés en las personas que se califican a sí mismas de "progresistas". Lo que les interesa son denunciar fracasos sociales y acusar a otros de cometer pecados. Me pregunto qué harían en el cielo.

Es cierto que no corremos riesgo alguno de construir el cielo aquí en la tierra, pero han tenido lugar algunos avances sustanciales en países del Tercer Mundo durante la última generación que han permitido a muchas personas muy pobres alcanzar un nivel de vida que nunca antes tuvieron a su alcance.

El número del 18 de agosto de la distinguida revista británica The Economist revela el progreso económico en Brasil, Argentina y otras naciones latinoamericanas que ha dado como resultado una vida mejor para millones de sus ciudadanos más pobres. En la revista se discuten parte de las políticas económicas que han conducido a estos resultados, pero no creo que los miembros de la izquierda política se den mucha prisa en descubrir cuáles fueron. No han mostrado ningún interés por saber cómo decenas de millones de personas en China y decenas de millones de personas en la India han salido de la pobreza durante la última generación.

A pesar de lo que la izquierda pueda decir, o hasta creer, sobre su preocupación por los pobres, su comportamiento real demuestra que su interés en los pobres es mayor cuando el pobre puede ser utilizado como foco de las denuncias izquierdista contra la sociedad. Cuando el pobre deja de ser pobre, pierde el favor de la izquierda. Las acciones por parte del pobre o los cambios en la economía que han conducido a drásticas reducciones de la pobreza raramente despiertan mucha curiosidad y, claro está no se convierten en motivos de celebración.

Esto no es una novedad de nuestros tiempos. Allá por el siglo XIX, Karl Marx, tras presentar su visión de una clase trabajadora empobrecida levantándose para atacar y destruir el capitalismo, se sintió decepcionado al ver que los trabajadores se hacían menos revolucionarios a lo largo del tiempo, según mejoraba su nivel de vida. En un momento dado, Marx le dijo a sus discípulos: "El proletariado es revolucionario o no es nada."

Piense en eso. Millones de seres humanos sólo le importaban mientras pudieran servir como carne de cañón en su yihad contra la sociedad existente. Si rechazaban ser peones en su juego ideológico, entonces "no eran nada".

Nadie en la izquierda diría nada semejante tan abiertamente hoy día, ni siquiera a sí mismos. Pero sus obras dicen más que sus palabras. Los negros son a la izquierda norteamericana hoy lo que la clase obrera fue para Marx en el siglo XIX: peones en una partida ideológica. Los negros que salen de la pobreza carecen de interés alguno para la izquierda, a menos que lo hagan atacando a la sociedad.

El índice de pobreza entre las parejas negras casadas lleva desde 1994 en porcentajes de una sola cifra, pero la izquierda no ha mostrado interés alguno en averiguar por qué eso es así, como tampoco se ha preocupado en saber el motivo por el que millones de personas han salido de la pobreza en Latinoamérica, China o la India.

Sin embargo, cuando se puede decir que el progreso se ha alcanzado como resultado de políticas que le gustan a la izquierda, entonces sí que lo celebran y reclaman para sí el mérito. Se ha creado toda una mitología en torno al avance de las minorías y las mujeres en Estados Unidos como producto de las políticas promovidas por la izquierda en los años 60. Estas afirmaciones no tienen más base que ignorar por completo la historia del progreso que tuvo lugar antes de 1960.

En cambio, los retrocesos consecuencia de las políticas de los años 60 son escrupulosamente ignorados: las disparatadas tasas de criminalidad, la desintegración de la familia negra o los disturbios en los ghettos que han convertido a muchas comunidades negras en territorio inerme aún más de 40 años después. Lo que no impulse el programa político de la izquierda "no es nada".

Thomas Sowell

Doctor en Economía y escritor. Especialista del Instituto Hoover
http://www.venezolanosenlinea.com/

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