miércoles, 19 de diciembre de 2007

Detectives médicos bolivarianos


Ni los restos de El Libertador son respetados por el loco de m... que asaltó el palacio de Miraflores...


Cualquier cantidad de horas en cadena nacional, demasiadas diría yo y acomodado su mensaje al interés oficial, el ciudadano presidente Hugo Chávez dispuso una vez más para los venezolanos un verbo para nada subliminal y hasta agregaría yo, claramente previsto y dispuesto, para quienes aspiren frenar de nuevo la “intifada” oficialista, que esta vez y así lo creo, intentará una nueva arremetida en contra de la constitución de la república, en lo que ellos llamarán una reforma distinta, venida esta vez desde el soberano y claramente viable desde la visión jurídica de un TSJ que coreo hace poco tiempo atrás ¡ uh, ah, Chávez no se va…!

Como se sabe, el protagonismo presidencial conmemoró el día de la muerte del Libertador Simón Bolívar, no sin antes asegurarse, que en cada una de sus palabras, fuese impresa una historia nueva, una historia reescrita por él, que trasforma al Generalísimo José Antonio Páez en traidor y a Piar en delincuente, justificando su muerte, en una sentencia que, a juicio de muchos, lejos estuvo de ser justa, pero venida quizás de la necesidad de los mandos y del momento político, pero donde no deberá olvidarse, que de sus luchas, las de Piar, se debe buena parte de la libertad del oriente, pero por ahora ese no es el asunto.

No importa lo que luzca fuera de contexto en la cita histórica presidencial, menos, lo que inspiro en realidad el asunto histórico retrotraído en su particular interés; lo que permita y se acomode en fundamento de su particular visión ególatra de las cosas, ha de ser convertido en historia para la “Quinta República” siempre a favor de su caprichosa revolución.

El ciudadano presidente como se vio no desaprovechó el momento de la conmemoración, cosa que finalmente para nada nos sorprende. Como quizás ningún otro mandatario, Hugo Chávez siempre se hace hábil en el manejo de escenarios y más, cuando creados por él, hacen factible la posibilidad de atizar el conflicto. Poco original y hasta torpe pareciera hoy su intento de exacerbar un chauvinismo que en estas circunstancias de crisis nacional, sin duda, no existe, esto, pese al acomodo insistente del discurso oficial que lleno de matices y tonos de voz quebrados así lo intenta. Desde escenarios tórridos que suponen invasiones imperialistas sin éxito, el discurso no logra distraer la atención de los ciudadanos sobre el desabastecimiento: la delincuencia, una economía cada vez más de puertos, la sabida crisis de salud y vivienda y mil males domésticos que junto al mal manejo de las relaciones internacionales, dejan ver un año venidero 2008, lleno de incertidumbre, desinversión, riesgo país y prospero en inflación y perdida del poder adquisitivo del ciudadano de a pie.

Una nueva intención de promover un fraude nacional y la permanencia del ciudadano Hugo Chávez en el poder flota en el ambiente, pero igualmente no deja de ser observado por un pueblo que, con cada día y expectante, se aleja más de un socialismo abstracto, empobrecedor, que siendo nonato, jamás dará al colectivo una explicación conveniente y seria sobre su viabilidad y factibilidad, al menos no antes del 2021.

Chávez opera sin observar lo precario del tiempo político que vive lo que él llama revolución bolivariana. Resulta y es mi juicio, que contrariamente a la vejez que es acusada por las canas y las arrugas, junto a los temblores propios de la decrepitud, la propuesta política al envejecer, no advierte a quién la profesa sobre su descontextualización y envejecimiento, lo que hace en ocasiones, que esta siga siendo impulsada, a ultranzas, pese a no encontrar tiempo y espacio para ella y su expansión, creo es el caso del llamado “socialismo del 2021”.

Mas allá del interés de saber si Bolívar murió de tuberculosis o no, de pronto legítimo en otro momento o estadio de desarrollo para el país resulta algo así como infértil; el saber con presición sobre el calibre del arma utilizada por los agresores del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José De Sucre, junto a la información que arrime el reactivo “Luminol” de ser factible de hacerse en el sitio de muerte del Generalísimo, además del análisis posible que arroje la planimetría que pudiese ser levantada dados los avances de la ciencia forense, reactivar huellas digitales si esto fuera viable, buscar en algún pergamino declaraciones de testigos y más que pudiera ser del interés criminalístico, así como los análisis de traza de disparo (pruebas ATD) posiblemente a ser reactivadas en las manos de cadáveres susceptibles a la exhumación, dada su vinculación con los hechos averiguados y que, de ser identificados como los cuerpos de los asesinos para la época permitirían el esclarecimiento de ese y cualquier otro crimen, esto, como el quién mató al Negro Primero, pareciera trascender en el interés de un país en crisis y donde la mayor necesidad, la inmediata, la que nos coloca en estado de supervivencia, se orienta hacia la solución de los miles de crímenes, que sin ser averiguados o resueltos, enlutan día a día y por decenas a hogares venezolanos, que escuchan del Fiscal General de La República, Ministro del Interior y Justicia y jefes de los distintos órganos de seguridad ( simples cajas de resonancia de quienes son sus jefes), que los casos de muertes que por toneladas instruyen, pasan a un archivo fiscal a la espera de indicios que, sabemos jamás llegarán. Ajuste de cuentas, venganzas, luchas entre bandas por mercados o zonas de droga o cualquier otro calificativo, permitirá al hecho delictivo segador de vidas el constituirse en el mejor de los cangrejos.




El llamado del señor presidente hacia el investigar la muerte del Libertador Simón Bolívar por parte de los órganos competentes para la investigación, luce en mi humilde juicio sorprendente, inclusive vehemente. Ver en la Venezuela de hoy como necesario e inminente esclarecer el asunto, que según su particular percepción, indica que Bolívar no murió de enfermedad sino asesinado, de verdad me parece tan inexistente y estupido, ojo aclaro: “No llamo estupido a quien lo dice, sino a la idea”, como estupida fue la iniciativa de modificación del sentido hacia donde voltea el cuello caballo que galopa en el escudo de armas de la República. Igual, al tan cacareado bolívar fuerte, el gasoducto del sur, el ALBA, el cambio de rol sugerido a La OPEC, la disminución del IVA en la idea de controlar la inflación y la venta de bonos del norte, sur, este y oeste, en la intención de contener la inflación y la sobre liquidez monetaria que presiona el fenómeno inflacionario, en un esquema económico nacional absolutamente enfermo; de seguro usted agregaría más que de citarlo yo quizás lo aburriría.

Una iniciativa, inspirada en el avance de la medicina forense, de la ciencia y la tecnología para uso criminalístico, no disponible en el país por cierto, al mejor estilo de las series que vemos a través de la televisión internacional, hoy inspira una nueva curiosidad presidencial, curiosidad para la que habrán recursos de seguro, junto a una comisión de altísimo nivel de: “detectives médicos” de pronto cubanos, quizás Asambleístas o miembros del CICPC, que responsables del caso Danilo Anderson y comisionados especialmente para el caso, nos brindarán un similar producto en aras de la perdida de recursos necesarios para lo que hoy realmente importa y en clara burla a la inteligencia y percepción objetiva de los ciudadanos respecto de lo que en realidad persigue el gobierno.

Gerardo Gollo Regardíz

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