Muy sencillo, como pueden ver, convertir a los niños en "socialistas"
Así quedarán tus hijos... Tan solo les falta una buena capa de pintura roja
Ahora vienen por las madres
Estamos ante una acción represiva y anticipada, contra todos los venezolanos.
Mientras el país presencia el cierre a cuenta cotas de Globovisión, alrededor de 100 trabajadores enfrentan juicios por participar en protestas a favor de sus mejoras. Muchos de ellos son sindicalistas a quienes se les ha sometido a estrictos regímenes de presentación, similares a los que cumple un extendido grupo de estudiantes, procesados también por manifestar contra atropellos que, poco a poco, se han institucionalizado en la llamada “revolución bolivariana”.
Todos los investigados ejercieron su derecho a expresar libremente sus respectivas aspiraciones, conforme lo permite la Constitución de 1999. La libre expresión de sus demandas les ha convertido -al igual que a un conjunto de dirigentes democráticos- en blanco del oscuro proceso de criminalización de la disidencia, emprendido por el régimen para “ejemplarizar” a toda la sociedad venezolana, cuya creciente insatisfacción frente al gobierno anuncia tiempos de gran efervescencia, en los que la gente buscará expresar libremente su decepción.
No es una casualidad que la clausura de Globovisión esté ocurriendo justo en la antesala de esa circunstancia, en la que los ciudadanos -de todas las corrientes- se unirán, inexorablemente, alrededor de sus causas comunes. La proliferación de litigios políticos contra trabajadores, estudiantes y líderes democráticos -orientados, sin excepción, a estimular el silencio de la sociedad- explica cuál es el auténtico alcance de la descarada clausura del canal de La Florida. Estamos ante una acción represiva y anticipada, contra todos los venezolanos que ya han levantado su voz, y contra todos quienes lo harán mañana, afectados en carne propia por los abusos de la revolución.
Es evidente que a ese listado de “procesados políticos” se le sumarán pronto muchas mujeres y hombres, a quienes el Estado no logrará engañar, cuando una serie de regulaciones reduzca sus derechos como madres y padres. Es cierto que ningún texto legal dirá taxativamente que la Patria Potestad de sus hijos les será arrebatada: tampoco el proyecto de reforma de la Ley del Trabajo contempla la proscripción de los sindicatos, a los que, sin embargo, se pulverizan mediante la mascarada de los denominados “consejos de fábrica”…
El “método” es claro: la revolución simulará hasta tal punto “las obligaciones bienintencionadas del Estado frente a los niños”, que en la práctica quedaremos despojados, también, de nuestros tesoros más amados. La “espontánea” campaña gubernamental sobre la Patria Potestad -que “ellos” trajeron al debate, porque vieron el rechazo en las encuestas y necesitan neutralizarlo- anuncia que está en pleno desarrollo la emboscada para “relativizar” el derecho de las madres y padres sobre sus niños. Los pequeños serán un objeto para el chantaje a favor del silencio. Todo lo que ocurra con Globovisión y con nuestros niños sucederá justo en las vacaciones escolares. ¿Y usted? ¿Piensa irse de paseo?
El Universal / ND
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No hay de qué preocuparse, en una época fue un procedimiento muy popular y cobrará nueva vigencia bajo los auspicios del "Socialismo del Siglo XXI" y serán curados todos los casos de "disociación", (aunque deberían comenzar por "curar" al Maísimo Lidel del manicomio en que se ha convertido el palacio de Miraflores).
El procedimiento fue popularizado en los Estados Unidos por Walter Freeman, quien ni siquiera era cirujano y que también inventó "el procedimiento de la lobotomía del "pica-hielo": Freeman utilizó literalmente un pica-hielo y un mazo de caucho en vez del procedimiento quirúrgico estándar. En un acto espantoso, Freeman martilleaba el pica-hielo en el cráneo apenas sobre el conducto lacrimal y lo movía hasta cortar las conexiones entre el lóbulo frontal y el resto del cerebro.
Entre 1936 y los años 50, realizó lobotomías a lo largo y ancho de los Estados Unidos. Tal era la dedicación de Freeman que comenzó a viajar alrededor de la nación en su propia furgoneta personal, que él llamó su "lobotomobile", demostrando el procedimiento en muchos centros médicos e incluso realizando lobotomías en cuartos de hotel. La abnegación de Freeman condujo al gran renombre para la lobotomía como curación general para todas las enfermedades psicológicas conocidas.
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