No soy experto militar ni mucho menos, pero como cualquier hijo de vecino tengo ojos y oídos y dentro del cráneo una masa encefálica capaz de procesar lo que ven mis ojos y escuchan mis oídos. Y lo que ven mis ojos es público y notorio: unos soldados colombianos aprestados como para enfrentar a quien se les ponga por delante, dirigiéndose a un helicóptero artillado de última generación y presto a llevarlos al sitio del combate. Para echarle plomo al enemigo del estado de derecho vigente en Colombia, no para escenificar algún circo bufo o amedrentar modestos manifestantes en una barriada popular reclamando por la falta de agua, la carencia de viviendas, la carestía de la vida y el despliegue exponencial del hampa desatada.
Y lo que escuchan mis oídos da aún más que pensar: aviones capaces de portar bombas inteligentes, equipos de inteligencia y contrainteligencia capaces de penetrar hasta la alcoba del jefe máximo de las narcoguerrillas, bombardeos quirúrgicos, rescate de aparatos altamente sofisticados que contienen toda la información secreta de la insurgencia y sus contactos, contubernios y conspiraciones con gobernantes limítrofes. Y una parafernalia bélica verdaderamente asombrosa montada sobre los instrumentos de la más alta tecnología satelital al servicio de hombres de carne y hueso perfectamente capacitados.
Súmeselo a todo lo que ven mis ojos y escuchan mis oídos un elemental conocimiento de las alianzas político-militares que dichas fuerzas mantienen con el aparato de ataque y disuasión bélicas más poderoso del mundo y un jefe de Estado y Comandante en Jefe apertrechado de los más significativos valores de un auténtico liderazgo: inteligencia, poder de decisión, carácter, discreción y voluntad de mando, y se tendrá el cuadro de una de las partes en conflicto.
Vuelvo mis ojos y mis oídos a la otra parte, para nuestra infinita desgracia, la nuestra y termino por comprender por primera vez y a cabalidad qué demonios es lo que significa guerra asimétrica: una guerra virtual en que el enemigo inmediato y fronterizo está capacitado, apertrechado y liderado como para afrontar cualquier combate, mientras nosotros no estamos ni mínimamente capacitados, salvo para destriparnos nosotros a nosotros mismos, pésimamente apertrechados y carentes de un auténtico liderazgo como para aventurar un mano a mano con nuestro vecino inmediato en cualquier terreno. Ellos disponen de un comandante en jefe que actua en silencio, nosotros de uno que expone sus cartas marcadas en un circo televisivo mundial. Ellos van al grano, nosotros a la paja. Ellos van a lo suyo, nosotros a lo ajeno. Ellos tienen éxito, nosotros fracasamos.
Esa es la tan mentada guerra asimétrica: profesionales contra chambones, estadistas contra payasos, responsables contra necios, experimentados contra balurdos, apertrechados contra bocones.
¡Qué desgracia, hermano, vivir en carne propia esta guerra asimétrica!
Pedro Lastra
http://www.noticias24.com/actualidad/?p=13080
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