miércoles, 12 de agosto de 2009

Flamígero e insoportable


Un suspiro de alivio debe haber recorrido las cancillerías de la región cuando el Rey de España, don Juan Carlos de Borbón, acompañado del presidente del gobierno de España, el socialista don José Luis Rodríguez Zapatero, lo mandara a callar. Nadie en Hispanoamérica con mayor autoridad moral que Don Juan Carlos para ponerle un tapabocas y ordenarle lo que corroe las entrañas y anhelan todos los mandatarios regionales – con la debida excepción de los zánganos y atorrantes que viven de sus sobras: Ortega, Correa, Evo Morales: darle un trancazo en la jeta.

Es lo que provoca el guapetón de Miraflores. Prepotente, bocón, farsante y mentiroso contumaz. Pero por sobre todo: indiscreto. Respaldado siempre por su fétida incultura cuartelera, su militarismo impenitente, su grosería ilimitada y su creencia en que la usurpación de su cargo y la disposición de las mayores reservas petrolíferas del orbe le facultan para atropellar en los eventos internacionales como hipopótamo en cristalería. ¡Qué agradecimiento hacia don Juan Carlos no habrá recorrido las embajadas del mundo aquel día en que con su bofetada verbal lo pusiera en su sitio y lo rebajara a su verdadero nivel! Los tobillos del monarca.

Ayer, en Quito, doña Cristina Fernández de Kirchner sintió los mismos ímpetus del Rey de España. Lo llamó flamígero. Y quiso despacharlo a los quintos infiernos. Pero debió contenerse: jefa del cartel del Plata, se asoma como zamuro en carnicería a los restos que deja el incruento e hiperbóreo enfrentamiento entre Chávez y Uribe y promete suculentos negociados desplazando a los empresarios colombianos que se retiran del escenario del falso combate trayéndose a Caracas a 70 capitanes de industria de la Argentina heroica. Ya ve a las vacas pamperas colgando de carnicerías criollas, a las ubres argentinas alimentado bocas venezolanas y a las gallinas rioplatenses poniéndole huevos al teniente coronel. Y ella controlando la taquilla. Bien dice la sabiduría diplomática que los países no tienen amistad: tienen intereses. Los caraqueños, más balurdos, lo expresan a su manera: chequera mata galán.

En eso paramos. Insulta la dignidad nacional que un teniente coronel nos convierta en una suerte de matrona en desgracia, rica y estúpida, consumista y babosa, parlanchina y grosera. ¿Quién iba imaginar que la ricachona burda, grosera y brutal, cursi, prepotente y estúpida de la Radio Rochela – la concejala adeca - presagiaba al país rojo rojito que se incubaba en los cuarteles del golpismo venezolano? ¿Quién, que lo peor de nuestra nacionalidad saldría de los restoranes criollos, carne en vara y joropos de cervecería que se pusieran de moda bajo los sones de Un solo Pueblo y Cristóbal Jiménez, a conquistar el mundo con cachucha y bastón de mando?

Si la Venezuela chavista no tuviera el dinero que aún le sobra y se viera obligada a vivir de los ingresos de que viviera Caldera, sería tratada a patadas en los foros internacionales. Es lo que se merece. Y así sería si los gobernantes de la región no fueran esa pandilla de atorrantes y chupa sangres reunidos en Quito. ¡Qué pena! ¡Y pensar que un día fuéramos el orgullo de América!

Pedro Lastra
Noticiero Digital


1 comentario:

d'Artagnan dijo...

La entrada me pareció de lo mas "pisando tierra" y sin lugar a dudas sumamente interesante.. voy a pasar mas seguido.. Abrazos!!