El diario El Universal reseña hoy, que según testimonios de los vecinos del cementerio municipal de Los Teques, en los últimos seis meses han profanado unas 100 tumbas.
Esta situación mantiene a la población preocupada, al extremo que han pensado en acudir al Cicpc, con el objetivo de solicitar una investigación para castigar con prisión a los responsables de este acto delictivo, convertido ya en constante.
Abraham Guerra, vocero del Consejo Comunal del sector 23 de Enero, donde se ubica el camposanto, explicó que después de las 5:00 p.m., cuando se cierran las puertas al público para acceder a las tumbas, el lugar se convierte en tierra de nadie.
“A partir de las 6:00 p.m. se observan desconocidos caminando por las fosas. Hemos detectado mafias, pues hay quienes se dan a la tarea de desocuparlas, sin previo consentimiento de los familiares para luego vender los panteones, aprovechándose de la necesidad de dolientes ante la carencia de fosas disponibles para practicar entierros, pues el cementerio colapsó hace 5 años”, refirió el entrevistado, quien agregó que venden las tumbas por entre BsF 2 mil y BsF 3 mil, dependiendo de la zona.
Las que están distantes de la entrada son más económicas.
Guerra comentó que han encontrado esqueletos desmembrados y que esta acción se ha convertido en un negocio. Los que se dedican a esa actividad tienen conocimiento de las tumbas visitadas y de las que tienen tiempo desasistidas. A éstas no sólo las desmantelan al quitarle las alcayatas y otros objetos de valor, sino también sacan los cuerpos para venderlos a otras personas urgidas por un cupo.
Carmen Camacho, vecina comentó que a un amigo que acudió a enterrar a un familiar, se encontró con la desagradable sorpresa de que en su panteón no había espacio para depositar el cadáver porque el cuerpo de una persona desconocida reposaba en el lugar.
A Luis González le ocurrió un caso similar, pues solicitó exhumación del cadáver de su esposa que fue enterrada cuatro meses antes y descubrió que la fosa estaba vacía porque el cadáver desapareció.
Las constantes profanaciones también la atribuyen los lugareños a las prácticas de rituales, pues es común observar a las afueras y en el interior del camposanto, restos de gallinas muertas, berenjenas ataviadas con una cinta roja.
Hasta chivos descompuestos han aparecido en el lugar. “El olor nauseabundo que emana del cementerio por esta causa es insoportable”, dijo Mercedes Capello, residente de la zona.
1 comentario:
buen blog psate al mio, adios
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