Conatel no prohibió la serie de dibujos animados Los Simpson porque critica a los dictadores, entre ellos a Chávez. La censura es por la competencia que Homero le hace al teniente coronel. Algunos pondrán en duda esta aseveración, pero según fuentes generalmente bien informadas, el comandante montó en cólera cuando uno de sus edecanes en posición de firme le dijo: "mi comandante en jefe, en Televen hay un personaje llamado Homero que se parece a usted". "Eso es imposible, yo soy único", contestó el aludido.
Intrigado, suspendió la cadena diaria para ver la serie. Lo primero que observó fueron los cambios de opinión de Homero, cuando la comunidad protestó por la construcción de viviendas en un antiguo aeropuerto que estaba destinado a parque. Trató de influir para que en la escuela de su hijo Bart cambiaran el currículum, pero la presión de las madres de otros alumnos y de los maestros no lo permitió. Nuevamente Homero tuvo que cambiar de opinión. De inmediato percibió los estallidos emocionales del personaje cuando pronunció un discurso ante sus pocos amigos, a quienes solicitó fidelidad incondicional porque "vienen por mí". Poco a poco se fue identificando con Homero, quien al no tener escrúpulos para mentir, pretendió cambiar la historia de Springfield para que la misma se iniciara el día de su nacimiento. La mala calaña de Homero Simpson sale a relucir cuando no se arrepiente por las muertes ocasionadas por culpa suya, de las cuales acusa a unos honorables policías. En lo mejor de la trama finaliza el capítulo.
Intrigado, suspende nuevamente la cadena del día siguiente y se instala en la pantalla plana de Miraflores para presenciar el próximo evento. En el mismo se discute de religión y Homero se cree dios, insultando a la jerarquía eclesiástica y predicando que debe estar en el infierno un distinguido cardenal, ya fallecido. Seriamente manifiesta su intención de fundar su propia iglesia. Como otro de los personajes lo desmiente con documentos en mano, monta en cólera y con irrepetibles groserías le grita que los enrolle y se los meta en el bolsillo. Ya para finalizar el capítulo, los ciudadanos de Springfield consideran que tienen autonomía para producir algunos cambios en el pueblo, pero Homero se opone por considerar que la autonomía es él. Asustado porque en el próximo capítulo puede haber una reacción del pueblo en su contra y además molesto por la competencia del personaje, el comandante ordenó la suspensión de la serie. Lo procedente es que Conatel también obligue a pasar las cadenas de Hugo Simpson y su Aló Presidente en horario nocturno para salvaguardar de antivalores a los niños.
Por Eddie A. Ramirez
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