Pedro Carmona, quien fuera designado Presidente de Venezuela el 11-A, habló, con las limitaciones propias del exilio, con el semanario “Quinto Día” en este 6º aniversario del 11-A.
Esto es parte del reportaje que publica el semanario:
Tomen en cuenta que sus respuestas tienen las limitaciones que le impone Colombia para el asilo político:
- A la distancia de 6 años de aquel 11- Asiente que valió la pena? Lo digo porque sacrificó la tranquilidad y su modo de vivir. ¿Se arrepiente de ese episodio?
- John Lenon decía con acierto que “La vida es lo que te va sucediendo, mientras te empeñas en hacer otros planes”. Hay situaciones impredecibles, no buscadas, que cambian la vida, pero que hay que aceptar como vienen. Hoy estaría más arrepentido si en esos momentos tan complejos me hubiese comportado como un cobarde. El costo del exilio y las privaciones que supone son altos, pero hay que asumirlos con gran entereza de ánimo. La vida y la historia dan muchas vueltas. Ahora hay que mirar hacia adelante y confiar que Venezuela sea capaz de definir pacíficamente un rumbo, que ciertamente no es el que hoy le ofrecen sus gobernantes.
- ¿A ver cuénteme en qué le cambió la vida? ya sé que en mudarse de país, de trabajo, alejarse de la familia, etc. ¿Pero en qué otras cosas le cambió la vida?
- Todo cambió en mi vida. Lo más duro es la separación del núcleo familiar, de la patria y de las amistades más allegadas, además del sacrificio de ciertas libertades, como la de expresarme con toda la amplitud que desearía. Pero no tenía sentido inmolarme, permaneciendo en Venezuela, cuando no existe independencia de poderes, no se me garantizaba el debido proceso y mi integridad personal corría grave peligro.
- ¿Qué pasó con sus amigos, por ejemplo?
- Sé distinguir bien entre los conocidos, los de las circunstancias u oportunismos y los verdaderos, que siempre son pocos, pero están allí, incólumes. Así, es fácil asimilar que las inconsecuencias son propias de la condición humana, cuando las cosas no salen con éxito. Es quizás más doloroso que gente que no me conoce como un hombre de principios, con una trayectoria recta y limpia a lo largo de toda una vida, piense que me dejé llevar por ambiciones o propósitos turbios que me son totalmente ajenos.
- ¿Estima que podría solicitar un indulto?
- No lo solicitaría para mí, por dignidad. Pero sí lo haría por otros. Me duele ver que hay todavía presos y perseguidos injustamente, como el caso de los comisarios y policías inocentes y de tanta gente que se encuentra detenida o en el exilio. Hay que permitir que Carlos Andrés Pérez viva en el país los últimos días de su vida, afectado como está de salud. En mi caso, el tiempo será el que defina el futuro de mi vida, pero no me arrodillaré a pedir clemencia.
- ¿Qué es lo que más le impactó de los sucesos de ese día?
- La voluntad indeclinable del pueblo que marchó a solicitar pacíficamente la renuncia del Presidente y que se le haya recibido con una masacre, ahora transformada en un acto más de impunidad y de heroísmo, como lo estamos presenciando en esta fecha aniversaria. Por más poder y pretensiones que se tengan, la historia no puede ser cambiada y aflorará algún día para que se haga justicia. Creo también en que los tiempos de Dios son perfectos.
- ¿No temió que su ascenso en el poder terminará siendo una feroz dictadura con los militares presionando su gobierno?
- Antes de ocho meses, el país habría relegitimado por la vía de elecciones limpias, a los Poderes Públicos. Una primera elección habría tenido lugar en noventa días para escoger el Poder Legislativo, el cual habría tenido a su cargo la selección del resto de los Poderes conforme a sus competencias, y en diciembre del 2002 se habría elegido a un nuevo Presidente, recordando para quienes no lo saben o lo olvidan, que yo no habría podido ser candidato.
- ¿Cómo se habría hecho eso?
- En el interregno, se habrían discutido en el Parlamento cuatro iniciativas de reformas constitucionales: 1) La reducción del período presidencial a cuatro años con una sola reelección, 2) La implantación de la doble vuelta electoral, 3) El retorno de los militares a los cuarteles, restableciendo su carácter no deliberante y 4) El restablecimiento del nombre de la República de Venezuela.
- ¿Si Chávez hubiera caído aquel 11- A usted cree que el país estaría mejor o peor?
- Las FAN estaban comprometidas con la vía democrática y yo, en contra de lo que con mala fe se dice, basé mi juramento en el restablecimiento de la vigencia y aplicación plena de la Constitución de 1999, con la supervisión de la comunidad internacional, como lo solicité a la OEA. Venezuela habría así aprovechado una coyuntura económica irrepetible, para catapultarse con fuerza hacia el futuro y no para dilapidar fortunas y retroceder con un pensamiento anacrónico, en la forma imperdonable en que se ha hecho.
- ¿Cómo ve hoy al grupo de militares y empresarios que entonces lo llevaron al poder?
- En el sector empresarial hay que distinguir entre negociantes y empresarios. Estos últimos son los que tienen principios, sentido de país y visión de largo plazo. Las instituciones gremiales son permanentes mientras que los gobiernos pasan y están allí, dando la lucha. Hoy el sector empresarial está golpeado por la obsesión gubernamental de implantar un capitalismo de Estado que reduce aceleradamente los espacios a la iniciativa y al capital privado. El país se arrepentirá de emplear recursos que son finitos, en regalar dinero al exterior en busca de solidaridades e influencias, en armamentismo y en malversar recursos. La estatización de empresas eléctricas, cementeras, de telecomunicaciones, de petróleo y agroindustriales, le significará a la nación un irrecuperable costo de oportunidad. Pronto veremos a esas empresas convertidas en cementerios de clientelismo, corrupción e ineficiencia, pero además pagaremos el costo de la desconfianza que genera el irrespeto al estado de derecho y a la propiedad privada, lo cual retraerá la inversión nacional y extranjera.
- ¿No ve con mucho pesimismo el futuro?
- Lo que veo es una crisis económica severa en ciernes, por inviabilidad e insostenibilidad del modelo. Las luces amarillas intermitentes están encendidas. Y en cuanto a los militares, esa institución fundamental de la patria, mutó de una institución profesional y apolítica a la institución que ahora responde a un partido político armado al servicio de un proyecto caudillista. Creo, no obstante, que no todas las reservas morales de esa institución han sido erradicadas o subyugadas.
http://www.noticias24.com/actualidad/?p=13472
No hay comentarios:
Publicar un comentario