viernes, 13 de junio de 2008

Muy "confusionado" el Gran Sapo o sobredois de hojas de coca


Chávez, sudor y lágrimas


Cita:
Te conozco bacalao, aunque vengas disfrazao
Héctor Lavoe


¡Eso sí, socialismo!. Esa frase y otra con la que la acompañó más adelante son el resumen más perfecto del discurso del presidente frente a los empresarios. La otra oración fue igualmente tajante: ¡Aquí nunca más volverá la economía de libre mercado!. El resto de las casi cuatro horas de discurso fueron excesivas en divagancias y escasas en medidas correctoras del desastre económico que vive el país. Todo se redujo a la creación de otro fondo más para estimular el aparato productivo, una política que ampara precios mínimos de cosecha en dos o tres rubros agrícolas, la eliminación de requisitos para la importación de materias primas e insumos (lo que él llamó la liberalización de CADIVI) y tal vez la única buena noticia de la noche, la eliminación del detestable ITF. ¡Eso sí, socialismo!.

No fue la primera vez que el presidente se reunió con los empresarios venezolanos. Tampoco fue la primera ocasión en que los sometió a una larga cháchara para eliminar todo o parte de un impuesto. Lo que sí resultó toda una novedad fue la pobreza del auditorio en cuanto a diversidad, y la ausencia de entusiasmo de los que estaban condenados a escucharlo. Dos o tres empresarios importantes, rodeados de los mismos de siempre, Miguelito Pérez Abad, Alejito Uzcátegui y Albertico Cudemus, sitiados esta vez por la fauna más insólita de funcionarios y dirigentes del partido de gobierno que aseguraron una galería respondona en aplausos.

Pero hubo un detalle que no pudimos dejar de apreciar con muchísima curiosidad, y fue que el presidente, una vez que tuvo que anunciar las medidas, comenzó a sudar copiosamente. Su cara por momentos mostraba un rictus de sufrimiento y agonía que expresaba el inmenso esfuerzo que estaba haciendo para disimular hasta el final todo el desprecio y la rabia que sentía por dentro al tener que desdecirse, al tener que recular una vez más, al estar obligado a desviarse del camino real del socialismo ortodoxo, para detenerse en los atajos de las conveniencias electorales, en los que parece que se le va la vida.

La noche del miércoles 11 de junio el presidente mostró en vivo y en directo todos los trastornos de somatización que le produjeron el tener que pactar con la empresa privada un detente, mientras él intenta recuperar el poder y la legitimidad social que ya no tiene. El momento culminante de su histeria llegó al final, cuando perdió la voz por momentos y tuvo que dar por concluido el acto.

Como vimos Chávez se empeña en jugarse a Rosalinda con su apuesta absoluta al fracaso de su gestión, porque mientras no haya una verdadera rectificación de sus concepciones y una revisión profunda de lo que él llamo repetidas veces su economía política, los venezolanos seguiremos sometidos al empobrecimiento de todas nuestras posibilidades. Y aunque él no haya caído en cuenta, esa noche reconoció el inmenso fracaso de sus ideas. Un fiasco la abrumadora selva de permisos y trámites para importar, un chasco la política agrícola que no reconoce los costos asociados a la producción, una pifia la política impositiva, un inmenso derroche los recursos dirigidos a FONDEM. Claro que tenía que deshacerse en sudor e histeria cuando al revisar en qué se habían gastado treinta mil millones de dólares no pudo exhibir una sola obra concluida, una mínima demostración del decoro y la eficiencia de su gobierno.

¡Eso sí, socialismo compadre! rogaba una y otra vez, proclamando a la luz de los resultados, concentración y hegemonía, autoritarismo y pobreza, desesperación y opresión, ahora acompañados de vergüenza y pena, de no poder darle al país una cara fresca, sin que el sudor traicione a cada minuto las promesas que no van a ser cumplidas y los compromisos que no van a ser honrados.

Víctor Maldonado
El Mundo
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=392883

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