miércoles, 3 de octubre de 2007

El niño, víctima apropiada del adoctrinamiento chavista

Si al tirano no se le detiene, un manto oscuro cubrirá el mapa de Venezuela.

Hugo Chávez resaltó como “histórico” al VI Foro Social Mundial del pasado año en Caracas aduciendo que Venezuela y Cuba estaban destinadas a construir un nuevo camino para el mundo, un “proceso inédito al ser la primera revolución del siglo XXI”. Chávez advertía ya así su complacencia con la intromisión de todo aquel dispuesto a atacar las acciones de la noble sociedad democrática venezolana. Así se explica, por ejemplo, la ingerencia de una empedernida comunista española como Belén Gopegui, al permitirse ésta cuestionar el lema “con mis hijos no se metan”, que es la bandera por la defensa de la libertad en la educación de los niños, opuesta al "modelo de educación bolivariana" de Chávez. Este modelo de coacción educativa chavista comienza a implantarse en Venezuela y el no acatamiento a tal modelo significará el encarcelamiento, según amenazó desafiante el tirano venezolano el pasado domingo.

El turbio panorama que Diario de América presenta a sus lectores en torno a Venezuela no es ningún invento. No es tampoco ninguna manía persecutoria contra Hugo Chávez, ni mucho menos una voluntad sensacionalista de atacar por atacar. Cuanto relatamos aquí es el testimonio de la cruda realidad que vive hoy por hoy el honroso pueblo venezolano, el mismo que ostenta teóricamente la soberanía popular, pero el mismo pueblo que en la práctica sufre las imposiciones pseudo-constitucionales de un tirano sin remedio.

Chávez quiere silenciar toda oposición y al hacerlo niega un futuro de prosperidad y libertad a Venezuela. Ese totalitarismo de Chávez se ejemplifica día a día en las calles y barrios, pueblos y ciudades de Venezuela. Donde esta tiranía llamada "socialismo del siglo XXI" se muestra más a las claras es en el vil adoctrinamiento en la educación de niños y jóvenes que Chávez está perpetrando a imagen y semejanza de los más viejos comunismos y totalitarismos del siglo XX.

En el subtitular hablamos de Belén Gopegui, una mujer enemiga acérrima de la disidencia de Cuba para quien la revolución en la isla merece todo su respeto “mucho más que las llamadas democracias occidentales". Hablamos de una mujer que hasta justifica las órdenes de Hugo Chávez cuando moviliza a sus partidarios para que ataquen a las movilizaciones opositoras venezolanas. Por supuesto, que el oficialismo le permite decir lo que le venga en gana y no corren la misma suerte, por mencionar alguna de las personalidades, como es el caso del ex-presidente José María Aznar, tildado hasta de “fascista”, por ser un estadista, defensor de las libertades.

Esta licencia a la descarriada comunista y a cuantos ataquen la libertad escenifica los modos del cómo en la Venezuela de Chávez se afianza lo que se llama la supremacía del pensamiento hegemónico. Unidad de la perversión en la forma del llamado "socialismo del siglo XXI", que se apodera de Latinoamérica, con repercusiones en el continente europeo, liderada por Hugo Chávez. Todos se expresan al compás del mismo cliché. “Dentro de poco hará diez años del día en que Hugo Chávez puso en marcha su propuesta de proyecto de transición indetenible, democrático y revolucionario. Mientras la oposición venezolana recurre al juego sucio para intentar detenerlo”. Todo esto es más de lo que dijo la entrometida comunista española, en esa conferencia realizada en el Ateneo de Madrid, en el marco de preparativos al evento mencionado.

El niño es, en fin, víctima apropiada del adoctrinamiento chavista. Para imbuirlo valiéndose de lo que sea, de apologías a Marx, Lenin, Stalin, Mao, el Ché Guevara, Fidel Castro o Hezbollah con su malignidad fundamentalista, o su nuevo prototipo de hermano, el iraní Ahmadinejad. Y él, Hugo Chávez, su Comandante, su único juguete permitido.

Así sea por la fuerza, el gobernante venezolano adviritó este pasado domingo 30 de septiembre de 2007, en su maratónico programa dominical, que serán llevados a prisión los directores de los colegios y centros educativos en general que no pongan en práctica el nuevo "currículum bolivariano". Por eso es que reitera que va a nacionalizar las escuelas y universidades. "Escuela que no cumpla ¡nacionalícese! Universidad que no cumpla, ¡nacionalícese!... si el director (de algún centro de educación) es muy bravo y se resiste ¡va preso!" porque estaría violando la ley". Por eso Chávez pide a sus seguidores "radicalizar el socialismo. Y aunque dice que él "no es marxista", señala que "respeta" las ideas políticas de Carlos Marx. El conocimiento de su patología, da la medida para entender lo que quiso significar.

Lo cierto es, que mirada la nación venezolana desde los inicios de la presidencia de Hugo Chávez en 1999, se hace notoria su fijación con el tema de los niños. Pero de manera ruin es notable su costumbre de alardear promesas que sólo quedaron en sus discursos. La realidad es que no ha hecho nada por los niños. Ni aquel prometido paraíso de Helicoide de Caracas que sería una ciudad satélite infantil, hoy lo que alberga son mazmorras y verdugos que someten a los disidentes, en el cuerpo de seguridad llamado la DISIP. Tampoco se quitó el nombre, lo juró, si no erradicaba la tragedia. Los niños aun se ven vagando en las calles, duermen en las aceras, se drogan con goma de zapato y se ganan algo para su supervivencia haciendo piruetas en los semáforos de las avenidas.

Los llamados niños de la calle, necesarios como son para Chávez a la hora de mostrarlos y echarle la culpa al “imperialismo yanqui”, cara dura además la de este hombre, la insistencia en todavía achacar los males -acrecentados durante su gestión como nunca antes en gobierno alguno-, a lo que llama la “Cuarta República”.

De ahí la comprensión mayoritaria, que no será precisamente la llamada revolución la que tornará en dicha y caras sonrientes a la desolación de estos hijos de Venezuela. O más sonriente para los niños que han tenido mejor suerte. Tratándose como se trata de ideologización y de adoctrinamiento, su código rojo denominado “Sistema Educativo Bolivariano" (SEB), genera sentimientos de rechazo aun en su misma gente. No es sólo asunto de los ricos, es asunto también del padre o madre de un niño pobre que tampoco quieren ni admiten el lavado de cerebro para sus hijos.

Por eso, el bochornoso espectáculo protagonizado por Hugo Chávez al apelar a imágenes retransmitidas en televisión de niños, repetir como ráfagas de sus fusiles Dragunov, el "patria, socialismo o muerte" acompañados de loas a “su” Comandante, al inicio del año escolar, hace unas semanas, generó alarma colectiva, una especie de rechazo generalizado, y aun causó pánico. Parecían agentes robotizados por la revolución del tirano Fidel Castro, justo la que Chávez quiere imitar y aun superar en cobardía.

En este sentido resulta interesante el análisis de un venezolano, Trino Márquez, -Diario de América toma el referente para sus lectores-, director académico del CEDICE, el Centro de Divulgación Económico para la Libertad:

“Culto a la personalidad, militarismo del más rancio, nacionalismo ramplón y socialismo decimonónico son los rasgos que definen el SEB, sistema ante el cual toda la sociedad democrática tendrá que ponerse alerta para que tan pernicioso engranaje no acabe con el alma y la imaginación de los niños y jóvenes venezolanos. Hugo Chávez está de vuelta al oscurantismo. Al período aquél en el que la obediencia ciega a los dogmas y prejuicios que provenían de la religión o los mitos estaban por encima de la observación crítica de la realidad, la inducción controlada de experimentos, la deducción a partir de la investigación y la reflexión científica.

El norte de la reforma educativa que sugiere Chávez es el socialismo marxista-leninista; el socialismo autoritario. Los muchachos tendrán que aprender las ideas de Marx, Engels y Lenin, no como parte de una cultura general imprescindible para informarse de lo que plantearon esos señores, sino como una manera de adoctrinamiento y aprendizaje acrítico, memorístico y repetitivo en el cual no se examinarán las consecuencias prácticas que las doctrinas de esos pensadores han tenido sobre la humanidad. Tampoco los jóvenes tendrán oportunidad de examinar el contexto histórico y teórico en el cual surgió el materialismo marxista.

Por ejemplo, no estudiarán la rica polémica de Ferdinand Lassalle con Marx, o de Karl Kautsky con Lenin. Desde luego que ni hablar del liberalismo en su vertiente económica y política. En las escuelas bolivarianas cuando se refieran a Adam Smith o a John Locke será para descalificarlos como viles agentes del capitalismo cruel e inhumano que los representantes del demonio han ideado para aplastar a los pobres. Por supuesto, en el programa bolivariano no se incluirán referencias de autores liberales como Ludwig von Mises o Friedrich Hayek, severos críticos del socialismo, pero cuya enorme densidad resulta incuestionable”.

Expresa además Márquez: “En cambio el socialismo lo que hace es achatar la mente y destruir el espíritu. El invento más importante de la Rusia soviética fue el fusil Kalashnikov, un arma para la muerte. La educación comunista arrasó hasta con la literatura. De contar con algunos de los mejores novelistas y cuentistas del planeta pasó a tener solo con epígonos baratos del régimen. En Cuba los mejores escritores viven en el exilio. Han tenido que huir de la isla para salvarse de la barbarie”.

Irremediablemente, ya se alberga la amenaza al libre albedrío del niño, los adolescentes, y con ello a su esencial forma innata de vivir en libertad, para ser encerrados en un terruño rodeado de barrotes invisibles que le impedirán el mirar y encontrar que más allá también hay un universo, al que tienen derecho, al que no tendrán acceso. Está en grave riesgo su futuro. Si al tirano no se le detiene, un manto oscuro cubrirá el mapa de Venezuela.

Diario de América

http://www.diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=2238

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