Chavista hondureña, manipulada por la sed de poder de Hugo Melda Zelaya Frías
El hambre, el cansancio y la incertidumbre campea entre los seguidores del depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, que permanecen en precarias condiciones en albergues improvisados de la ciudad nicaragüense de Ocotal.
Son hombres y mujeres que llegaron a la frontera de Las Manos sin más pertenencias que la ropa que llevan puesta y con los pies apenas cubiertos por sandalias plásticas o zapatos destrozados.
Tanto en un albergue llamado el Paraíso como en otro denominado Los Quinchos, ambos en Ocotal, cerca de un centenar de personas no habían recibido ningún alimento al menos hasta las diez de la mañana. Tampoco cuentan con medios para el aseo personal ni cambiarse de ropa.
“No tenemos un lugar exacto donde dormir, hemos estado acá sin nada, ni siquiera un cartón para acostarnos“, dijo Pablo Pérez, un agricultor originario de Colón que pernoctaba en el parque de Ocotal.
“Si tuviera la posibilidad de regresarme, me voy, porque no dejé comida a mi familia y dejé una milpa ‘chiloteando’ (mazorca de maís tierna). Pero no podemos regresar porque nos van a acusar de traidores por cruzar la frontera“, agregó este campesino hondureño.
La mayoría de la gente, que no parece superar las 200 personas, aunque sus dirigentes aseguran que son cerca de mil, llegaron confiados en que la misión de ingresar a Zelaya a Honduras sería de unos pocos días.
Para “la resistencia” al golpe, según la denominación que sus dirigentes le dan a estos seguidores de Zelaya, el mandatario no tiene más opciones que ingresar a su país con el apoyo popular.
“Ya se están agotando todas las instancias. La única forma es que (Zelaya) entre con su pueblo“, estimó Eduardo Granados, de Olancho (en el suroeste de Honduras), pero admitió que no cuentan con la cantidad suficiente de personas para hacer un ingreso por la fuerza.
“Nuestra recomendación es que el presidente ingrese. Hay que arriesgarse, hay más gente que está llegando desde Honduras”, dijo Granados, quien reconoció que “no tenemos la logística y necesitamos más apoyo del lado hondureño“.
Zelaya anunció el sábado que instalarían campamentos y darían comida a la gente que está llegando, durante un mitin a escasos metros de la línea fronteriza donde los militares y policías se han retirado hacia dentro del territorio hondureño.
La quietud de la ciudad de Ocotal, a 200 kilómetros de Managua, se ha visto trastornada por el constante ulular de las sirenas de la policía que da resguardo a Zelaya.
Aunque algunos pobladores ven con cierto recelo a los recién llegados, también están quienes se muestran solidarios ofreciéndoles un baño o una taza de cafe.
Luego de tres días de permanecer en Ocotal, Zelaya no ha definido cuál es su estrategia. Sus seguidores comentan que sólo él sabe lo que sigue, y destacan que el presidente “es muy impredecible“.
Por Julia Rios
Agence France-Presse
1 comentario:
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