viernes, 26 de octubre de 2007

‘El preludio de lo que le espera al país’


Lo acontecido ayer en el Pedagógico de Caracas es el preludio de lo que le espera al país si el presidente Chávez no recapacita y, en lugar de llenársele la boca con enfáticas expresiones arrancadas de las tapas de caducos libros revolucionarios, no piensa como sólido estadista y aparta al vulgar militar ambicioso que ha perdido el norte.

La última encuesta de Mercanálisis señala a la mayoría de los venezolanos oponiéndose a su reelección permanente y a los cambios empeñado en implantar a la fuerza para colocar el estandarte de un fantasmagórico socialismo del siglo XXI que ni los estudiosos de esa ideología saben cómo se cuece tan peregrino potaje.

Llevamos nueve años de confrontamientos y no se le ve salida a la crisis política. La respuesta siempre es idéntica: culpa del imperialismo y la derecha golpista que no desea perder sus antiguos privilegios. Ese latiguillo ya huele a putrefacto.

La verdad es una: Hugo Chávez ya no da más de sí. Se le fueron los tiempos. Los suyos se quedaron entre los viejos caudillos de los llanos apureños y en las estribaciones de unas ideas marxistas hundidas hasta el tuétano en cicatera sopa hecha de ideas pútridas.

Tiene las alegorías cambiadas. Desea un socialismo de la presente centuria con condimentos transportados del siglo diecinueve.

Y esa es la causa de estar llevando a la nación de la antigua ilusión al actual desencanto. Tuvo arraigo popular y lo está perdiendo a pasos de Gargantúa. Los verdaderos problemas no los toca, es más, ni siquiera los roza: delincuencia desatada, desabastecimiento, inseguridad, falta de trabajo estable -no buhonería o limosnas bajo la égida de las misiones-, es lo que hay y nos sobra a manos llenas. Y palabras. Todo son discursos repetitivos, cansinos y con idénticos latiguillos. Parecen romances de ciego.

Cada autócrata es pulido por el mismo esmeril. Desde hace meses hay una biografía desarropada, brutal, de Mao sobre mi mesa de trabajo. Leo una página por día intentando comprender los recovecos del alma humana cuando se la envuelve de poder absoluto.

La semblanza realizada por Jung Chang es sobrecogedora y así, dentro de un vaho claroscuro, algo nos dice que vamos hacia el mismo sendero cuyo final ayer vislumbramos con espanto ante los sucesos ocurridos en el Pedagógico de Caracas.

Chávez, cuando surgió en el horizonte político, fue recibido con euforia. Hoy podemos decir escaldados como Ortega y Gasset ante los desmadres de la II República española: “¡No es esto, no es esto!”.


El país se rompe en pedazos
Rafael del Naranco
El Mundo


http://www.noticias24.com/actualidad/?p=9340

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