miércoles, 20 de febrero de 2008

Chávez se dispone a lanzar un plan de emergencia


Sin reconocer públicamente que su país atraviesa por una severa crisis, el presidente Hugo Chávez se dispone a lanzar un plan de emergencia que obligará a los venezolanos a ajustarse el cinturón. Las medidas más fuertes están encaminadas a subsanar la escasez de alimentos y su aplicación representaría un duro golpe para el sector de bajos recursos, el segmento del que Chávez tiene el mayor apoyo.

El Gobierno ha decidido «legalizar» el precio de ciertos productos básicos -como el azúcar, el arroz o la harina- que se venden en el mercado negro a casi un 50% por encima del valor oficial. Pero eso no es todo: los expertos anticipan que el blanqueo de los precios en negro es la etapa previa de una nueva ola de encarecimiento, avalada esta vez por el mismísimo inquilino del Palacio de Miraflores. También está prevista un alza en el precio de todos los combustibles, lo que resulta insólito en un país que nada en petróleo. «Se acabó la bonanza. La situación se ha vuelto tan complicada que incluso un negador de la realidad, como Chávez, ha entendido que si no se aplican ciertos ajustes, el país se arruina y el poder se le va de las manos», sostiene Pablo Chirinos, economista de la Universidad de Caracas.

Según el experto, la nueva política en materia de precios y abastecimiento presupone un acercamiento del ex militar a los mismos empresarios (del sector alimenticio) que él fustiga en sus discursos. No obstante, la beligerancia verbal del locuaz jefe del Gobierno se mantiene incólume. En la última edición de su programa, Aló Presidente, Chávez amenazó con intervenir Empresas Polar, la más grande productora de alimentos y bebidas del país, tras acusarla de acaparar artículos de consumo masivo.

Otra de las medidas de austeridad reduce las importaciones que en los últimos cuatro años se han incrementado en un 324%. En el mismo periodo, el ingreso de divisas subió tan sólo un 155%, aun cuando el barril de petróleo cotizaba por encima de los 90 dólares.

Entre 2006 y 2007, los venezolanos disfrutaron de una economía repleta de dinero procedente de un dispendioso gasto público y de las bajas tasas de interés.

Merced de la generosidad del Banco Central, Venezuela se convirtió en el mayor importador de licores y de coches de lujo de Sudamérica. Irónicamente, la era del socialismo bolivariano ha sido de vacas gordas para la clase oligarca y de privaciones para la capas que Chávez pretendía beneficiar.

RAMY WURGAFT - El Mundo (Madrid)

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