martes, 25 de marzo de 2008

Revolución de cavernícolas


Nuestros antepasados cavernícolas hicieron una revolución para avanzar. Los actuales gobernantes cavernícolas intentan hacer una revolución para retrocedernos en el tiempo. Nuestro antepasado Trucutú pasó de recolector a productor de alimentos gracias a la llamada revolución neolítica, es decir al descubrimiento de la agricultura.

Los descendientes de Trucutú le hicieron el mejor homenaje que se le puede hacer a una generación: seguir avanzando. Gradualmente fueron seleccionando las mejores semillas para incrementar la productividad.

Ya los habitantes del "fértil creciente", como se llamaba a la zona bañada por los ríos Eúfrates, Tigris, Nilo y Jordán, conocían las bondades del riego y los efectos fertilizantes del limo acarreado principalmente por el Nilo en sus inundaciones anuales. El crecimiento de la economía obligó a los pueblos antiguos, el primero de ellos Lidia, hoy Turquía, a inventar la moneda para facilitar el intercambio.

Los avances científicos en las áreas de genética, suelos, fertilizantes, control de plagas y enfermedades permitieron erradicar las hambrunas, hoy sólo presentes por causa de la guerra, por grandes sequías en países atrasados o bien por modelos políticos contrarios a la naturaleza del ser humano como en Corea del Norte y en la China de la "revolución cultural", antes de que abrieran los ojos.

El conuco, con algunas ventajas que no pueden desconocerse, dio paso a las siembras mecanizadas que permiten grandes excedentes para la exportación. La cría de aves en los patios de las casas fue sustituida por granjas eficientes que aprovechan la economía de escala.

Hoy, los cavernícolas en el poder pretenden regresarnos al trueque, al conuco, a gallineros en las platabandas de las viviendas y al sistema de producción colectivista. Paralelamente, quizá para evitar comparaciones de productividad, están ahogando con controles de precios a los productores que hasta ahora nos han suministrado los alimentos.

Además, para obligarlos a abandonar sus tierras promueven las invasiones violentas y generan enfrentamientos en los que los propietarios legítimos no cuentan con el respaldo de la ley ni siquiera cuando reaccionan en legítima defensa. Por si fuera poco, recientemente los cavernícolas encargaron a Pdvsa de las importaciones para competir deslealmente con productores y comerciantes.

Las reiteradas declaraciones del cavernícola teniente coronel a favor del trueque y en contra de nuestros agricultores empresariales nos trajo a la memoria un libro de Arístides Bastidas, con el título de este artículo.

Arístides fue un gran divulgador de la ciencia que luchó hasta su muerte contra sus muchas limitaciones físicas. Hombre de izquierda, de ideas avanzadas y convencido de las bondades de la ciencia, con gran sencillez nos enseñaba las cualidades del quinchoncho cultivado por nuestro humilde campesino y también las ventajas de los avances científicos, entre ellos la Biotecnología.

Los futuros divulgadores de la ciencia tendrán dificultades para explicar que la revolución de Trucutú, hace más de ocho mil años, nos permitió salir de las cavernas, mientras que a principios del siglo XXI unos trasnochados pretendieron regresarnos a las mismas, aunque no lo lograron.


Eddie Ramirez

http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=359192

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