Cada vez que el presidente Alvaro Uribe se dirige a los colombianos, su mensaje estremece los oídos del pueblo de Venezuela produciendo una mezcla de envidia y de tristeza, al comparar el estilo de los dos gobernantes.
A Uribe se le ve como un estadista decidido a cumplir con su promesa de acabar con la guerrilla colombiana que, incuestionablemente, lo está logrando, al menos allá en Colombia. Los campamentos guerrilleros no se encuentran dentro de su territorio, pues los irregulares buscan refugio donde piensan que están protegidos, bien sea en Ecuador o -según informes de la inteligencia colombiana- aquí mismo en Venezuela.
Alvaro Uribe ha demostrado que lo importante no es hablar, sino actuar. Todo lo contrario a lo que hace su homólogo venezolano, quien durante los últimos nueve años lo que ha hecho es aturdirnos con sus peroratas, pero, sin embargo, lejos de haber logrado mejorar nuestras condiciones de vida, lo que ha hecho es aumentar la miseria y la inseguridad.
Cobarde asesinato
En todos los años que tiene operando la guerrilla colombiana nunca le había asestado un golpe tan importante como el de la madrugada del pasado sábado. Fue abatido el capitoste Raúl Reyes, lo que significa que Uribe sí es verdad que los tiene “espionados”. Sabe donde están, porque para encontrar y abatir a alguien tan importante como Reyes -que además de haber sido el vocero de la Farc, era el yerno del jefe máximo Tirofijo- es necesario que los tenga infiltrados hasta la médula.
Hugo Chávez ayer criticó -como de costumbre- la manera cómo los medios de comunicación reseñaron la noticia de la muerte de Raúl Reyes. Chávez calificó la exitosa operación de la Fuerza Aérea colombiana como un cobarde asesinato. Mientras allá en Colombia celebran la baja de un terrorista, nuestro Jefe de Estado lo lamenta, e insulta al jefe de Estado colombiano. Desde luego, Chávez no gobierna un país que ha estado azotado por más de 40 años por una guerrilla.
Uribe fue electo presidente de la República de Colombia gracias a su discurso antiguerrilla y, precisamente, ese discurso lo mantiene con alta popularidad. Pero, lamentablemente para él, y para el pueblo colombiano, tiene de vecinos dos países cuyos presidentes permiten que los irregulares colombianos los utilicen como concha o refugio… ejemplos sobran.
Ningún ciudadano serio y honesto es capaz de aceptar que Chávez diga que los crímenes de las Farc o del ELN no sean cobardes, pero que sí lo son las muertes que las legítimas fuerzas armadas colombianas han causado en el enfrentamiento para abatir a Raúl Reyes.
Ojalá Hugo Chávez dedique un programa completo a criticar cuando cobardemente la guerrilla secuestra o mata a un venezolano, o a un colombiano; cuando cobardemente atentan contra ciudadanos inocentes, y cuando cobran vacunas. Ojalá Chávez se preocupe más por la paz que por fomentar el odio y la guerra.
Palabras necias
Mentiroso, lacayo, mafioso y criminal, fueron algunos de los epítetos que Chávez le endilgó ayer a Alvaro Uribe. ¡Vaya ejemplo de Jefe de Estado que nos calamos…..!
No sé cuál es el empeño que tiene Chávez en ofender a Uribe, pero me imagino que el presidente colombiano se alegra cuando Chávez lo insulta, ya que, mientras más ofensa recibe del presidente venezolano, más sube su popularidad en Colombia y en Venezuela.
Otra vez la lengua como castigo
¿No es con las Farc con las que limita Ecuador por el norte, según nos había dicho el presidente Correa? Pues ahí tienen. Se confiaron y los vecinos colindantes cruzaron la línea y montaron campamento más abajito, en el propio Ecuador. Hay una conseja que nos dice, que la lengua es castigo del cuerpo. A Chávez y a Correa tiene que retumbarle esta frase al oído todos los días. Hace poco dijo que buena parte del territorio venezolano no limitaba con Colombia sino con las FARC. Lo mismo dijo Rafael Correa, presidente de Ecuador. Pues bien, el sábado en la madrugada la Fuerza Aérea colombiana bombardeó el campamento “temporal” que el vecino del norte corrió un poquito más abajo. Síganle faltando el respeto a un gobierno serio y a un pueblo cohesionado entorno a su líder. Ahora quiero saber si todavía piensa Correa que por el norte colinda con las Farc.
Estado terrorista
Si tuviéramos que darle un calificativo de terrorista a algún país suramericano, no sería exactamente a Colombia como ayer fue calificado por Hugo Chávez. Los estados terroristas son aquellos que protegen a terroristas; y de acuerdo a la opinión mayoritaria de todas las organizaciones mundiales, las Farc son terroristas y Chávez la considera sus aliadas. ¿Quién es el terrorista?
Me parece absurdo que Venezuela esté ofreciendo ayuda a Ecuador en caso de un conflicto bélico con Colombia. Chávez no ha podido combatir ni la corrupción dentro del propio gobierno ni la delincuencia que ha enlutado a miles de hogares venezolanos, mucho menos pudiéramos pensar que sería capaz de ganarle una guerra a Colombia, por una razón muy elemental: no queremos guerras con nadie. Los venezolanos queremos vivir en paz. Él sabe que ni el pueblo, ni mucho menos la Fuerza Armada de Venezuela lo acompañaría en esa locura.
No tengo dudas de que, en caso de Chávez declarar la guerra a Colombia, menos tiempo durará él en la presidencia que lo que pueda durar las acciones bélicas.
Acuerdo humanitario consolidado
Ayer, cerca del mediodía, (por el domingo) las Farc, mediante un comunicado, manifestaron que la muerte a manos del ejército de su “número dos” no debe afectar la búsqueda de un acuerdo humanitario sobre los secuestrados. Pero, los estrategas colombianos entienden muy bien que no es lo mismo negociar con unas Farc fortalecidas y protegidas por dos presidentes constitucionales, que negociar con unas Farc desmoralizadas y debilitadas por habérseles dado de baja a uno de los más importantes miembros de su secretariado.
Hoy Alvaro Uribe le dice a las Farc, al ELN, a Hugo Chávez y a Rafael Correa que, quien tiene el sartén por el mango es él y no la guerrilla. Que las condiciones para el acuerdo humanitario las pone él y no Chávez. Pero, lo más importante de todo, es que Uribe le ha dicho al mundo algo incontestable: que tiene un pueblo cohesionado a su lado, que lo respalda firmemente en su indeclinable propósito de acabar con la narcoguerrilla colombiana y devolverle la paz a Colombia.
Pablo Aure
El Carabobeño
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