Gran parte del país le puso freno a la grosería y vulgaridad de la supuesta revolución
Varios de los próceres fundamentales del proceso ya recibieron el boleto presidencial para pasarse una temporada de reflexión y búsqueda interior en Isla Borracha, por allá frente a Puerto La Cruz.
Entre ellos está Jesse Chacón, funcionario multiuso de importante participación en el sangriento golpe militar de 1992 y ministro predilecto varias veces. Hasta ahora su participación en la vida nacional había sido de la mano del líder intergaláctico, como todos los miembros de la secta del Samán, y es la primera vez que se somete al voto popular, aunque también apuntalado por lo único que cuenta en el oficialismo, el jefe máximo. La incursión de Chacón en la experiencia comicial, como se vio, terminó en la pérdida revolucionaria de una de las zonas más populares del área metropolitana: el municipio Sucre y los inmensos barrios del este, hundidos en la miseria eterna y más enterrados que nunca en estos últimos diez años.
Y allí es donde radica la importancia de la derrota del prócer de VTV. Los cientos de miles de pobres de la zona, con diez años oyendo bolserías, guerras asimétricas e insultos por toneladas, decidieron respaldar la propuesta de un candidato, luchador del área, pero bien distante al discurso castrista y del pensamiento militarista. Allí, está claro, la revolución como opción fue desechada. Pulverizada, diría el señor.
Igual pasa con Diosdado Cabello, raspado por las mayorías, ya montado en el yate rumbo a Isla Borracha con sus charreteras revolucionarias y todo. En sus manos se perdió Miranda, otro importante caldo de cultivo del proceso. Es verdad que en Miranda hay una poderosa, aunque golpeada, clase media; pero también en cierto que en ese importante Estado se concentra una de las más crudas pobrezas de toda Sudamérica. El mal gobierno y el engaño al por mayor, entre otros detalles, lo hicieron salir por la puerta de atrás de la historia, como le gusta decir a su jefe. Otro importante territorio que se inscribió en la derecha.
Hay más viajeros para Isla Borracha. El indiscutible heredero de Andrés Bello, el imitador del líder cósmico, Mario Silva, luego de su paso por el islote, podrá regresar a su triste show televisivo, bajo el ala de mi comandante y posiblemente con un renovado arsenal de vulgaridades que le permitan, si la paciencia del pueblo aguanta, lanzarse otra vez aunque sea por la presidencia del Club de Bolas Criollas de Chejendé. Carabobo está en la derecha. Lo mismo para Di Martino, benefactor de guerrilleros, o para el invicto en derrotas Aristóbulo Istúriz, quien no gana una desde los tiempos de la cuarta. Ni hablar de Táchira o Nueva Esparta. Es el comienzo de una reacción, clara y contundente, contra una forma de gobernar y de engañar. Contra el chantaje y el abuso. Gran parte del país le pone distancia a la vulgaridad y al atraso castrista. De eso no hay duda.
Elides J. Rojas L.
El Universal
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