"Antes que haga nada en la Presidencia de EEUU, Obama representa un cambio gigantesco"
ObamaníaEs imposible escapar de la Obamanía. Se ha dicho mucho sobre este hombre, lo cual es ínfimo con respecto a lo que se dirá. Cada cual descubrirá un ángulo, asomará un algo peculiar, y después de tantos hallazgos e inventos, el hombre de carne y hueso, Barack Obama quedará recubierto de la imagen que el mundo se habrá construido de él. Poco permanecerá de aquel exitoso senador, de grata sonrisa y aguzado ingenio, que se atrevió a desafiar lo previsible. Obama ha entrado, veloz, al mundo de los mitos. Como todos los mitos ya hay quienes quieren hacerlo decir lo que no ha dicho, y significar lo que todavía no se sabe. A pesar de todas las prevenciones hay pistas.
No Importa Lo Que Hará. Antes que haga nada en la Presidencia de EEUU, Obama representa un cambio gigantesco. Él es el cambio; después se verá si hace que las cosas cambien; pero él ya es un cambio. Reunió casi 70% de los nuevos votantes, así como la mayor parte de los latinos, de los negros y de los católicos. Allí ha cristalizado una voluntad que puede o no lograr lo prometido, pero que ha condensado una fuerza que buscaba dirección. Así como ha sido posible durante estos años recientes encontrarse a ciudadanos de los EEUU abochornados por su Presidente, hoy es asombroso el orgullo que los posee. Pasar de la abominación al orgullo no es fácil.
Obama es una apuesta riesgosa para su país y para sí mismo. La voluntad de cambio que encarna es tan grande que el riesgo es mayúsculo. Si se llega a percibir que lo que hace es más de lo mismo, se acabará el encanto y el agraciado príncipe hawaiano puede convertirse en un feo ratón orejudo. Hay algunos indicadores vivificantes, el fundamental de los cuales es que mantuvo una línea en su campaña, consistente, lo cual puede augurar compromiso firme con su propuesta transformadora. Si hace rápido algo de lo que ha ofrecido o si muestra que toma los pasos adecuados en la dirección de sus promesas, un país orgulloso lo acompañará. El tiempo de Obama es mucho más reducido que el de los demás mortales. Ahora se le juzgará cuando se vea cómo enfrenta los problemas que Bush ha tenido. Por cierto, entonces también se juzgará a Bush. Estos días, un comandante militar destacado en Irak descorazonó a algunos de los soldados a su mando cuando les desmontó el sueño que tenían de volver a su casa este diciembre, para celebrar las Navidades. Pensaban que, de ganar Obama, así ocurriría. La esperanza cobra rápido sus deudas.
América Latina. La región no fue importante en la campaña electoral, aunque Obama ha manifestado su disposición a reunirse con amigos y enemigos. En el caso latinoamericano eso significa, concretamente, que estaría dispuesto a reunirse con Chávez, Correa, Morales y Ortega; es decir, con aquéllos con los cuales Bush no se reunió.
Sin embargo, no resulta útil pensar que un presidente serio se va a congregar sin trabajo previo, sin agenda definida y sin aspectos formales muy bien establecidos. Esa idea de que Obama se va a reunir con unos fulanos para que lo regañen es combinar desparpajo con ignorancia. Él sabe que Lula no es Chávez, que Tabaré no es Morales, que Lugo no es Ortega, que Kirchner no es Correa.
Si el nuevo presidente de EEUU es audaz, suspenderá el embargo a Cuba, eliminará Guantánamo como centro de reclusión y tal vez inicie los trámites para su devolución. Establecerá relaciones cordiales con América Latina, lo cual comenzará con un lenguaje deferente y amistoso. Tendrá que domesticar la tentación proteccionista, para abrirse a la posibilidad de un tratado realista de libre comercio para las Américas. No tratará de construir las políticas de seguridad sobre sistemas migratorios odiosos y discriminadores. Entenderá el problema de las drogas prohibidas como un mercado de dos puntas, oferta y demanda, que deberá ser tomado en conjunto. En fin, insistirá en la promesa de amistad a América Latina, la misma que se le fugó a Bush después de los ataques terroristas de 2001. Pero, ¿tendrá la audacia de ocuparse de una región que su predecesor ha considerado poco importante? ¿América Latina existirá para Obama? Las guerras de Afganistán e Irak, junto al desastre financiero y económico de EEUU y el mundo, auguran poca atención. A pesar de esto, ¿se atreverá?
Chávez y Obama. Chávez, en forma prudente, cambió el discurso según el cual McCain y Obama eran lo mismo al mostrarse, ahora, proclive a entenderse con el nuevo Presidente. Esto podría significar leve signo de cordura. Sin embargo, en su naturaleza no está insinuar una mejoría en las relaciones sin meter la pata hasta el fondo.
Chávez afirmó que los vientos de cambio que se habían iniciado en Suramérica estaban llegando al Norte; con lo cual estaba intentando proclamar, con la mano boba suelta, que él, Chávez, en algún modo era el promotor del cambio que ahora llegaba a EEUU. Idea enloquecida y ridícula, que sería como decir que la razón del movimiento de los planetas es que el caudillo venezolano baila joropo, y como aquéllos y éste se mueven, entonces el uno es la causa del otro.
Hay un cambio global en marcha; las sociedades tradicionales están saltando en pedazos. Algunos de esos cambios son realmente progresistas y otros son reediciones de viejos episodios militaristas y autoritarios. En todas partes hay cambios, pero no todos tienen el mismo sentido.
La falta de prudencia ha conducido a Chávez a anunciar una reunión la cual es de dudar que Obama haya, siquiera, considerado. Le puede ocurrir como ya le aconteció cuando pregonaba a los cuatro vientos que le había dicho a Bush "I want to be your friend" y que -según él- Bush le había contestado "I want to be your friend too". El resultado fue que el presidente de EEUU se reunió con María Corina Machado y dejó con los crespos hechos al audaz barinés.
Ojalá el nuevo presidente de EEUU se reúna con el de acá porque para ese encuentro las diplomacias de ambos países tendrán que subir un corozo sin pañales. ¿Se habrá enterado el de acá que Obama se ha planteado eliminar/disminuir la dependencia de su país del petróleo importado? ¿Comprenderá que esto es un propósito que puede ser un destino para Venezuela?
El Peor Error.Sería pensar que en EEUU un presidente es omnipotente, como pretende acá el caudillo criollo. Es útil que alguien le recuerde a Chávez que Washington sigue en el mismo sitio, que allí hay instituciones poderosas que nadie se las puede pasar fácilmente por el arco de triunfo. Que sí, que hay un poder presidencial gigantesco, pero que las instituciones constriñen y condicionan. Para bien o para mal, a EEUU le será más fácil entenderse con la familia Castro en Cuba, altamente predecible en sus conductas, que con las loqueteras de quien acaba de expulsar al embajador norteamericano del país que regenta.
Por cierto, presidente Chávez, ¿los gringos siguen siendo, como dijo, "gringos de m..." o ya se dejaron de eso?
Carlos Blanco
El Universal
http://www.eluniversal.com/2008/11/09/opi_art_tiempo-de-palabra_1137534.shtml
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