Tres de los periódicos más importantes de España, destacan en sus editoriales la derrota del PSUV, en unas elecciones que el propio Presidente llevó a un plebiscito. Su victoria en 17 estados, se vio empañada por el avance de la oposición.
El Mundo: Chávez pierde otro plebiscito
El presidente venezolano, Hugo Chávez, había planteado las elecciones regionales celebradas el domingo como un nuevo plebiscito sobre su persona, con el que esperaba desquitarse de su derrota en el referéndum sobre la reforma constitucional. Desde este punto de vista, el resultado de las urnas -con una participación sin precedentes en unas elecciones de este tipo- puede calificarse de amarga victoria para él, puesto que el oficialismo ganó en la mayoría de los estados, pero la oposición cosechó victorias importantes en las regiones más pobladas y dinámicas de Venezuela y en la capital, Caracas. El triunfo de la oposición es tanto más meritorio cuanto que en los meses previos a la campaña numerosos de sus candidatos fueron inhabilitados por el Gobierno de Chávez y éste amenazó incluso con «sacar los tanques de la Brigada Blindada a la calle para defender al Gobierno revolucionario». Cuando el mandatario venezolano presume de que estas elecciones han sido limpias, se olvida de que la democracia hay que respetarla todos los días, y no sólo el de la votación.Chávez, efectivamente, ganó en 17 circunscripciones, pero la victoria de la oposición en las regiones más pobladas del país y con mayor peso económico y estratégico -Zulia, Miranda y Carabobo, una región con importantes reservas petrolíferas-, así como en el Ayuntamiento de Caracas, indica que el mandatario venezolano ha perdido el respaldo de los ciudadanos más informados y menos manipulables por su populismo bananero. Prácticamente un 44% de los venezolanos estará gobernado por los distintos partidos de la oposición, cuyos líderes señalaron ayer que algo está cambiando en Venezuela. «Sí, se puede» fue el grito, a lo Obama, con el que celebraron el resultado.
Son muchos los factores por los que casi cinco millones de electores han dado la espalda a Chávez. El principal es que tras 10 años de consignas revolucionarias en favor de los pobres y a pesar de los ingentes recursos petrolíferos del país, Venezuela tiene una inflación por encima del 25% y la pobreza no se ha reducido de forma significativa. La caída del precio del crudo ha obligado a reducir, además, los planes sociales de Chávez, que ha utilizado los recursos no para crear riqueza, sino para subsidiar a la población. Además, la violencia campa por sus respetos en las calles de las principales ciudades sin que la Administración logre ponerle coto. Chávez no ha podido sacarse la espina del referéndum que perdió el pasado año y sus planes para perpetuarse en el poder con una tercera reelección después de 2012 ya no le serán tan fáciles de ejecutar.
ABC: Hugo Chávez pierde poder
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Las elecciones regionales y municipales celebradas el pasado domingo han confirmado que los venezolanos siguen divididos entre partidarios del proyecto totalitario de Hugo Chávez y quienes tratan de oponerse con todas sus fuerzas al avance de un proceso que está llevando al país a la catástrofe. Como suele suceder, cada cual hace una lectura parcial de los resultados, destacando sólo los elementos que le benefician e ignorando todo lo demás. En el caso de los afines a Chávez, los números confirman que mantienen el control en casi todos los estados, pero, en realidad, lo único cierto es que se limitan a salir a flote y evitan un castigo más evidente por parte de la oposición, como hacía prever la derrota en el referéndum sobre la reforma constitucional. Para el régimen, el mensaje es claro: después de casi diez años de poder absoluto, Chávez conserva el poder, pero no consigue cimentar su proyecto revolucionario, ni logra la hegemonía indiscutible a la que aspira. Al contrario, su base electoral disminuye y sólo el recurso a los más inauditos abusos de la maquinaria del poder le permiten sostener todavía su dominio en las regiones más rurales y atrasadas del país o en el feudo de su familia, el estado de Barinas, donde ha logrado la proeza de hacer que a su padre le suceda como gobernador su hermano Adán.
Los resultados de la oposición tampoco deberían ser recibidos con triunfalismo. Sus líderes siguen divididos y, aunque hayan logrado imponerse por separado en los puestos más importantes que estaban en juego -en Caracas y las regiones industriales y petroleras del país-, todavía no han conseguido formar una alternativa real y compacta frente al totalitarismo bolivariano. Las características de los puestos administrativos que han alcanzado podrían generar división -e incluso rivalidad- entre los distintos dirigentes políticos. Es esta, sin embargo, su gran responsabilidad: seguir avanzando en la construcción de un polo de oposición, una alternativa al delirio revolucionario de Hugo Chávez, que en el fondo no tiene otro objetivo que perpetuarse en el poder.
Con la perspectiva de la crisis financiera internacional y, más concretamente, con la previsible bajada del precio del petróleo, único sustento real del chavismo, las cosas difícilmente mejorarán para los venezolanos. Hugo Chávez tiene aún mucho tiempo por delante hasta la próxima elección presidencial de 2012 y, entre tanto, intentará sacarse de la manga alguna fórmula para poderse presentar de nuevo, puesto que su primer intento de reformar la Constitución fue rechazado en referéndum. La oposición debe utilizar la fuerza que ha recibido de las urnas para impedírselo y para preparar un candidato de unidad que pueda salvar a Venezuela.
El País: Chávez retrocede
Todos afirman que han salido vencedores en las elecciones a gobernadores, alcaldes y diputados regionales de Venezuela, y no les falta razón: Chávez ha ganado, pero su victoria se ve matizada por el avance de la oposición, pese a las condiciones de manifiesta desigualdad en que ha tenido que librar la batalla electoral.
El presidente Chávez canta victoria porque retiene 17 de las 22 gobernadurías en liza -sobre 23 en todo el país- cuando tenía 20, o 16 si se computa que cuatro de ellas (que ha recuperado) se hallaban en manos de chavistas disidentes. También canta victoria, aunque con mucha mayor razón, la coalición opositora, que encabeza Manuel Rosales, porque ha pasado de dos a cinco gobernaciones. A las dos provincias en que ya gobernaba, Zulia, la gran productora de crudo, y Nueva Esparta, la oposición suma Miranda, la más poblada e industrializada del país, que rodea Caracas, así como Carabobo y Táchira. Y el antichavista Antonio Ledezma obtiene la alcaldía mayor de la capital, pese a que no era el único candidato de la oposición y semanas antes el Gobierno había inhabilitado al mejor aspirante que la coalición opositora podía presentar, Leopoldo Fernández, ex alcalde del Chacao.
Esas cinco provincias reúnen 12 millones de habitantes, más de un 40% de los 28 millones de venezolanos, mientras que la victoria del socialismo chavista se concentra en regiones menos pobladas, menos ricas y mucho menos urbanizadas, donde orientar el voto es mucho más fácil que en las grandes ciudades. La oposición ha obtenido también las alcaldías de Maracaibo, la capital de Zulia, y Sucre, de la citada y populosa Miranda.
Los grandes vencidos han sido, en cualquier caso, los chavistas disidentes, cuyo concurso o abstención fue esencial para la derrota de Chávez en el referéndum de reforma constitucional de diciembre. Y lo que ahora se ha probado es que como fuerza independiente pesan poco, y que para ser decisivos habrían de integrarse en un movimiento general de oposición.
La levedad de la victoria oficialista se evidencia en el hecho de que, con todo el apoyo del poder y las gravísimas amenazas con que Chávez obsequió a los candidatos opositores, los oficialistas hayan obtenido sólo millón y medio más de sufragios que sus rivales, sobre los casi 12 millones que votaron de un censo de 17. Han votado dos tercios del cuerpo electoral, la más alta participación en elecciones locales y regionales de la historia reciente de Venezuela.
Chávez dio ayer por buenos los resultados, aunque sin su jactancia característica, lo que refleja la inquietud creciente ante su futuro político. En el contexto de la fuerte caída del precio del crudo, esta victoria electoral escasamente sustanciosa no debería radicalizar su llamado socialismo del siglo XXI con nuevas medidas legales destinadas a seguir acumulando poder. Porque Venezuela le apoya cada día un poco menos.http://www.noticias24.com/actualidad/noticia/20607/prensa-espanola-destaca-derrota-de-chavez/
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