En el llamado corredor electoral (Anzoátegui, Miranda, Caracas, Aragua, Carabobo, Lara, Táchira y Zulia), en Guárico y Barinas, y en el municipio Sucre, se centra la batalla por los votos del próximo domingo.
En el primer caso, porque esos ocho estados, a pesar de ser geográficamente pequeños, concentran 61,4% de los electores. En el segundo, por lo simbólico de que allí compiten dos candidatos disidentes del chavismo (Lenny Manuitt y Julio César Reyes) además de involucrar a Barinas, el estado emblema de la familia Chávez.
Y en el último caso, porque se demostrará si es un mito o no que los estratos bajos están con el proceso, pues en el municipio Sucre se encuentra Petare, el barrio pobre más grande de América Latina.
Estos estados determinarán en buena medida la lectura política que se pueda dar a los resultados electorales del 23 de noviembre. Decidirán la victoria o la derrota que tanto el oficialismo como la oposición podrán abrogarse una vez escrutados los votos que 16,8 millones de venezolanos deberán sufragar para elegir 603 cargos.
Así coinciden analistas políticos cuando, de cara a la jornada comicial del domingo, tratan de evaluar cuál de los dos sectores que se enfrentan podrá mostrarse vencedor.
Rafael Muñoz, economista con postgrado en economía política y profesor de la UCAB, cree que no habrá victoria contundente para ninguno de los dos grupos. Cree que los resultados serán parejos, pero destaca que no debe perderse de vista la capitalización política y fuerza que puede lograr la oposición al legitimar a sus líderes a través del voto popular. “Con las gobernaciones y alcaldías que llegue a ganar, la oposición estará logrando, por primera vez en mucho tiempo, la conformación de líderes electos. Sin duda, esto los fortalecerá”.
Luis Vicente León, de Datanálisis, prevé tres escenarios para la oposición: el pesimista, el medio y el optimista, dependiendo del número de gobernaciones que ganen. Gobernarían, respectivamente, 26,2%, 36,6% o 49,7% del país, pero advierte que en todos esos escenarios el rojo seguiría siendo el color preponderante del mapa político que amanecerá el lunes 24 de noviembre.
La estrategia del oficialismo frente a las regionales dio resultados, pese a que algunas de ellas, como las inhabilitaciones, contravinieron la Constitución Nacional. Promover la inhabilitación de los adversarios clave, la radicalización de la campaña electoral hasta convertirla prácticamente en un plebiscito y, más en los últimos días, trivializar la crisis económica mundial, le dio dividendos al chavismo.
Hasta qué punto dio resultado se sabrá cuando el CNE anuncie su primer boletín, pues esto será cuando los números sean irreversibles. Será entonces cuando se sabrá si la estrategia logró superar otras realidades: que la mayoría de la población considera no sólo que la delincuencia es el principal problema del país sino que ha venido aumentando; que la mayoría considera que el gobierno ha sido ineficiente en materia de seguridad personal, anticorrupción, empleo, seguridad social, vivienda y promoción de la inversión privada y que 82,7% de la población considera que debe respetarse la propiedad privada, y que casi 60% quisiera tener su negocio propio.
Omaira Sayago
El Nacional
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