"Claro que los sueldos de los altos funcionarios los van a rebajar pero volverán como bonos"
Paquete sin fondoExiste una teoría desarrollada por el doctor Karmelaag Lauristee, denominada la Teoría de las "2B" o "The Two Balls' Theory" en la Universidad de Haagarkips. Esta doctrina ha descubierto la forma que usa Chávez para dominar: deja correr el rumor según el cual va a ordenar a los militares que les corten las criadillas a todos los varones, mayores de edad y de este domicilio.
Se desata entonces un susto general; el elemento masculino, atemorizado, abandona las calles, y cuando camina, entrecruza las piernas, para protegerse porque anda con el susto en las dos manos. Los voceros oficialistas dejan correr el rumor que confirma la aproximación de la escabechina testicular. El Indepabis, que aterroriza pulperías y almacenes, inicia la requisa de expendios de bisturíes, escalpelos y navajas; lo cual hace más creíble que el líder viene, y viene bravo, tumbando y capando. Una vez que se ha difundido la especie de que el caudillo ha ordenado pasar por las armas a todos los pares de glándulas poseídas por despavoridos varones, y que el sobresalto se ha esparcido por la comarca, Chávez se presenta en cadena nacional. Inicia su tradicional excursión por ninguna parte, que si el capitalismo se cae pasado mañana, que si los ricos no caben por el ojo de una aguja -salvo que se pongan en fila-, que si Fidel -"how are you Fidel?"-, para proseguir con cifras que no maneja y que le pregunta al poeta Alí -"porque tú eres poeta, Alí"- y al cuentista Jorge Giordani -"porque tú escribes o, al menos, cuentas cuentos, ¿no?"-. Una vez que tiene exasperada a la audiencia, que aguarda encogida el anuncio del capamiento bilateral masivo, el hombre afirma que no era verdad lo que esos neoliberales decían, que y que se las iban a cortar las dos, que ésos eran meros inventos de la burguesía porque sus insensibles miembros siempre han extirpado de a dos.
"Yo -dirá en estado de éxtasis histórico- anuncio desde Palacio, que nadie debe temer en relación con la supuesta extracción de su par, pues yo no lo permitiría jamás. Y a pesar de lo que algunos han dicho, y de lo que hasta gente del Gobierno me ha recomendado, he decidido que se corte nada más una. Una sola. Los varones de la patria seguirán con su otra, que es suficiente para cualquier menester en que sean indispensables. ¡Eh! ¡Eh!, pensaban que seríamos inhumanos y crueles, ¿no? Y una vez más la revolución ha sido generosa: vamos a permitirles a todos los varones que tengan una, para que continúe la reproducción de la especie y se tome nota de nuestra grandeza".
Así, el caudillo logra el propósito. El país respira aliviado; la cosa no era tan grave como decían los economistas. No hubo paquete neoliberal. No hubo anuncios desgraciados; por el contrario, hasta hubo aumento del sueldo mínimo y arreglo por trascorrales del conflicto del Metro de Caracas. Un pequeño aumento del IVA y eso sí, la rebaja de todos los gastos suntuarios y salarios excesivos. El país que creía que el elemento masculino iba a perder las dos; respira, descansado, porque sólo perderá una y como los dirigentes son optimistas, no pensarán en la que se pierde, sino en la que se conserva. ¡Uf!
Los Anuncios Como Diversión.Nadie en su sano juicio cree en las cifras oficiales. Ni en las del Banco Central, ni en las de Pdvsa, ni en las de la policía, ni en las del INE, ni en las del Fonden. Sólo se usan como referencia en el sentido de que si las del año uno de la Revolución tienen un error de 50%, las que le siguen deben seguir con el mismo porcentaje de mentira incorporada. Así, pueden tomarse las cifras oficiales no porque sean creíbles sino porque son comparables.
El Presidente ha dicho que va a rebajar el gasto público, previsto en 6,7%. Lo cual parece una medida loable en el medio del despelote mundial y nacional. Sin embargo, es de temer que no le hayan explicado lo difícil que es hacerlo, aunque se lo proponga, sin reestructurar el Estado y sus políticas esenciales. El régimen actual ha lanzado el gasto público por una pendiente de incremento sostenido, sobre la base de la ilusión de que los precios del petróleo iban a llegar quién sabe si a $200 por barril. Ese gasto es un bólido que incrementa su masa en el transcurso del tiempo y el estómago del Estado se ceba con ese volumen creciente de gasto: más ofertas a los "hermanos" caribes del Caribe y de más allá; más refinerías ofrecidas; más ayudas discrecionales; más empleo público; más misiones; más de todo aquello con lo que el Gobierno responde a su clientela o trata de sobornarla. Disminuir el gasto público es desmontar proyectos, despedir personal, bajar el gasto corriente en diversos sentidos, y tal finalidad no se puede obtener sino a través de un proceso de reestructuración de oficinas, planes y presupuestos. Esto no se ha hecho; no hay propósito de hacerlo y no parece haber posibilidad política tampoco.
El resultado de las escollos es que el gasto público va a bajar en el papel, pero en la práctica se va a incrementar la deuda flotante. No se les paga a las compañías suplidoras de servicios; se demoran los pagos a los contratistas y luego se les renegocia; el Estado se sumerge en un lodazal más oscuro, pegostoso y lento, en esa combinación letal que son las cifras bolivarianas junto a su ingeniosa contabilidad.
Otra de las ilusiones que procuró Chávez fue la de rebajar los sueldos de los altos funcionarios de la administración pública. Él sabe de sobra cuáles son los sueldos; lo sabe desde siempre, porque ha sido un mecanismo para captar apoyos, para lograr sujeción, y en términos sociológicos ha funcionado como incentivo para formar la casta bolivariana. El presidente Chávez, tan aficionado a los chismes disfrazados de "informes de inteligencia", sabe hasta cuánto ganan los criados de los principales próceres de la nueva burguesía. Claro que los sueldos los van a rebajar como símbolo de una austeridad que el Presidente no osa seguir, pero después volverán en forma de bonos y otros servicios pagados por el Estado. Desaparecerán del cheque quincenal pero florecerán en la forma de obsequios de la nación. Obsérvese que ya comenzaron a quejarse de que los 10 millones no les alcanzan. Además, no quieren rebajarse nada mientras el Presidente, socarrón, no comience su prometida vida de pobre cartujo en alpargatas.
Hay Más. No hay devaluación, pero el Gobierno vende dólares en el mercado libre para financiarse; además de bloquear Cadivi, con el grifo abierto escasas horas, para espantar la sensación terminal de que no hay divisas suficientes. Todo en presencia de un freno drástico a las importaciones con el aparato industrial doméstico destruido y la imposición a los bancos de la compra de papeles para impulsar un gasto insostenible. Por ambas vías, la promesa es inflación, y escasez. El futuro sólo ofrece conflicto y, por lo que se ve en las calles, resistencia. Sí, sin duda, es Perón con petróleo pero sin trabajadores.
Por Carlos Blanco
El Universal
http://www.eluniversal.com/2009/03/29/opi_art_tiempo-de-palabra_1325527.shtml
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