“Si quieres elevarte a la categoría de hombre digno, procura ser además de honrado y virtuoso, humilde y respetuoso” Simón Bolívar.
Los odios están en el fondo del corazón humano, agazapados, disfrazados muchas veces. Se alimentan de rencores, de dolores, de temores, son nuestro más horrible retrato, la medida de nuestra bajeza, son el enemigo del hombre traiciona a la misma gente y los pone muy mal, los lleva hasta sentir el odio viseral, algo parecido a lo que tuvo Aquiles, aquel de la Novela “La Ilíada” que lleva mucho de lo que es el mundo actual; infidelidad, venganza, amor, odio, codicia… esto es solo una parte, es sin duda una obra muy completa que sin duda te atrapa y para no salir del tema pues se “la recomiendo a todos los que piensen que los libros son aburridos”… De ese odio cosechado por un hombre que se llama Hugo Chávez que vuelca contra todo aquel que se sale de su entorno por no estar de acuerdo con èl y asì empieza a atacarlos hasta exécrarlos de la vida política como lo hizo con Luís Miquilena, Pablo Medina, Ángela Zago, Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta Hernández, Carlos Guyón Celis, Isaías Baduel, entre otros… Le tocò ahora a Tobías Carrero Nácar quien viene de ser un empresario de mucho éxito en el país. Un barines del poblado de Obispos que meses atrás fue blanco de los designios de Hugo cuando en unas de sus visitas a Barinas manifestò que le iba a mandar a invadir su finca por calificarlo de traidor del proceso revolucionario y por ser amigo de Luís Miquilena a quien también le dijo lo suyo.
Mucho se ha escrito sobre la evidencia de que hay una estrecha relación entre aquello que despreciamos en nosotros mismos y aquello que odiamos, aquello que tememos en nosotros mismos y aquello que despreciamos. La prueba más clara de esta relación es el racismo, tal vez la más antigua forma de odio de la humanidad, aunque en el devenir de la historia haya tenido tantos matices, nombres y razones. Hay eso mismo detrás de la compasión y la vergüenza, propias y ajenas, aunque asuman matices de piedad.
Como todo sabemos desde que se inicio Hugo en esos menesteres ha venido acumulando detrás del perfil oscuro de su personalidad un rosarios de actitudes al margen de la ley, pero llega él momento que su misma conciencia, lo traiciona y ya no pueden seguir ocultando su procedencia, su origen y de la noche a la mañana, sin más ton ni son, se quita la máscara y queda al desnudo ante la opinión publica como un verdadero resentido, lo que siempre ha sido en su accidentada y perrísima vida.
Esos odios que le salen del alma del tirano del Miraflores no son infinitos, aunque parezca, y es posible al menos intentar el esfuerzo de quitarles el cobijo en el corazón, en el ego y en la razón. Es posible buscar y encontrar maneras de impedir que se alimente de lo nuestro; hay que al menos intentar que los odios de los demás no lleguen a habitarnos.
La factura se pasa cuando el enemigo sabe donde le puede doler a su contrario y el mismo Hugo sabe que a Tobías le duele su Hato Caroni, que era propiedad del ex ministro de Relaciones Interiores, Luís Miquilena, quien fue su primer dueño del Hato y fue adquirida en 1958, en una licitación pública hecha por el Gobierno y el Banco Agrícola y Pecuario. Que muchas personas de aquella época recuerdan que era un peladero de chivo, que no había nada en esas tierras. Que después de transcurrir el tiempo la obtiene Tobías Carrero. Desde allí se hizo primer gabinete del gobierno de Hugo Chávez y que incluso unas de las hijas de Hugo contrajo matrimonio. Que muchos dicen que todos los pagos de la fiesta y pago de los trajes del novio fueron costeados por el mismo Tobías Carrero. Que esos favores se lo pago Hugo con la intervención del Hato Caroni por parte del Instituto Nacional de Tierras (INTI), en cumplimiento de la “función social de la seguridad agroalimentaria de la Nación”, de acuerdo a lo establecido en la Ley Orgánica de Tierras y Desarrollo Agrario, al punto de que goza de una medida de protección agroalimentaria decretada por el Tribunal Agrario de Primera Instancia competente en la región.
Como es de saber este procedimiento está totalmente divorciado de los hechos en los que supuestamente está fundamentado, toda vez que de acuerdo a la Ley, tal procedimiento no se aplica a las tierras que se encuentren en condiciones de óptima producción, como es el caso del Hato Caroní, en el cual de acuerdo a informes del propio INTI, existe una población de 3.400 reses, es decir, una ocupación de 1.44 reses por hectárea, lo cual excede en casi un 50 %, el promedio establecido por el organismo rector en el estado Barinas. Cuando el presidente del INTI, Juan Carlos Loyo, afirma que el Hato Caroní es un latifundio y en consecuencia debe destinarse sus tierras a cooperativas sociales, incurre en un grave error. Es falso que se trate de un latifundio ya que la misma ley establece que por tal se entiende toda porción de terreno rural, ociosa o inculta, que exceda de cinco mil hectáreas (5.000 Ha) en tierras de sexta y séptima clase o sus equivalencias, condición que no cumple el Hato Caroní.
Sabemos que los odios nos envenenan día a día, llenan nuestra cabeza de confusión, con frecuencia nos inducen a decir lo que no debemos o a callar lo que sabemos. Por eso debe de ser tan difícil el arte de la mediación, porque cuando el odio se manifiesta en el conflicto, la razón se trastoca y las prioridades se hacen otras, y con frecuencia se llega a la violencia fratricida para satisfacerlas.
Muchas cosas se dicen entre ellas eso de “traidor” término que ha sido usado como un epíteto entre disidentes de un mismo partido, o bien, entre opositores de distintos partidos y/o disidentes políticos, para anular el capital político ajeno; también se recurre a declarar (aunque más genéricamente) de traidor a funcionarios en el poder que son percibidos como incumplidores de los deberes públicos encargados por el Estado, pudiéndose o no verificar o probar alguna acción traicionera. Que algunas figuras, cuyos nombres se han convertido en sinónimos de traición, son: Marco Tulio Bruto cuando traiciona a Julio César; Judas Iscariote vende a Jesús de Nazaret por treinta monedas de platas a los sacerdotes; Benedict Arnold traiciono a los luchadores de la independencia de USA; José Antonio Páez traiciono a Simón Bolívar con la Cosiata en la separación de Venezuela en la Gran Colombia; Vidkun Quisling presidente Noruego que se convirtió en un sinónimo en algunos idiomas europeos, incluyendo el inglés, noruego, sueco, griego, croata y serbio, para el “traidor”, aquel que colabora con los invasores; Philippe Pétain, militar francés que mantuvo una política colaboracionista con Alemania, hecho que cuando acabó la segunda guerra mundial le costó la condena a muerte, conmutada finalmente por la de cadena perpetua, la degradación y el estigma de traidor a la patria…
Muchos son los traidores de este proceso que vuelven de nuevo a los pies del tirano después que ellos hablan y dicen mucho del tirano de Miraflores como es el caso de Francisco Arias Cárdenas. Se canso de hablar del Hugo en todos los lugares y tribunas que se le daba para que participara, pero de un momento a otro es perdonado por el comandante Chávez y por ahora… es amor y paz. Los odios engendrados por Hugo la vemos a cada rato cuando un aliado o un amigo se le va de su lado, el Hugo busca la forma de acabarlos como sea y hasta destruirlos como sea sino vean el caso mencionado en el que antes eran grandes amigos y hoy en la actualidad están enemistados y enbevidos del odio de Hugo, que cada día mas se enferma de esa cólera que hoy nos pone en zozobra con eso de intervenciones o expropiaciones que salen en boca de este ciudadano.
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