El caso de Baduel significa que la izquierda venezolana, porque Baduel sigue siendo izquierda, comienza por fin a despertar y deslastrarse del marxismo y su concepto fundamental: la lucha de clases. En efecto, si vemos con cuidado cual es la diferencia fundamental entre una sociedad industrial cerrada, como la que analizó Marx y la nuestra, se encontrará que los redentores del proletariado no pueden perseguir a los productores o la burguesía importadora, sino tratarlos con cariño, porque simplemente el modelo económico hace que el 100% del ingreso que pasa por el pueblo debe ser luego entregado a estos dos grupos para que los transformen en bienes y servicios concretos.
Poner en vigor la lucha de clases en una economía de enclave, donde ese importa el 95% del consumo, es cuchillo para el pescuezo de los revolucionarios, y eso es exactamente lo que pasó. Fidel Castro en cambio manda sobre una economía diferente, y su estrategia es incompatible con nuestra sociedad, de ahí el derrumbe de Chávez y su marxismo mal entendido.
Cuando Marx escribió El Capital, los industriales y los proletarios eran el 100% (o casi) del universo económico, y por eso un bolívar de ingreso menos para el capitalista, iba a parar a las manos del proletariado, y ambos se disputaban como fieras la famosa plusvalía, o valor agregado en términos contables. El escenario venezolano no guarda ni las remota conexión con ese circuito cerrado de la economía de la revolución industrial europea, ya que mientras 200.000 de nosotros sacamos petróleo, los demás 26 millones vivimos del lo que se puede importar con ese ingreso generado por PDVSA.
En este país, si el gobierno decide destinar mas ingreso a los pobres, como hizo Chávez, entonces su único o mejor aliado son los productores y la burguesía importadora, porque esas dos capas sociales son las que permiten que ese dinero transferido, regalado, a los pobre tenga poder de compra. ¿Es esto tan difícil de entender para Chávez? Si el gobierno transfiere ingreso a los millones de pobres y simultáneamente agrede o persigue a los pocos productores, a la burguesía importadora y a la clase media que trabaja para ambos, el dinero entregado a los “excluidos” se vuelve papel sin valor, porque hay dinero pero no hay leche, no hay pan, no hay carne, etc.
Al aplicar la lucha de clases, el gobierno se dispara un tiro en el zapato, porque los excluidos no encuentran como usar los vastos recursos puestos a su disposición. Ahí está la paradoja de la economía venezolana, y resulta increíble que Chávez piense que Marx es aplicable a un país que solo consume la “plusvalía del imperio” y no genera valor internamente salvo en cantidades marginales. El resto de los teóricos de la “liberación” piensan que cambiando este modelo estaríamos mejor, pero semejante aspiración es una idiotez, ya que siendo un proveedor de gasolina del imperio hemos alcanzado niveles de consumo sostenido, por décadas, muy superiores las economías solitarias, autárquicas, como la cubana, la nicaragüense, la de Haití, etc. Como proveedores del imperio no solo se vive mejor, se vive muchísimo mejor. ¿Do I make myself clear?
El único socialismo posible entre nosotros es el que persigue la redistribución eficiente del ingreso petrolero a sus legítimos dueños, el pueblo, para lo cual necesitamos el concurso de las clases medias y altas, ya que sin ellas todo proceso “revolucionario” se queda sin el chivo y sin el mecate. Una revolución venezolana que espante a los ricos y los del medio es como el cuento del campesino que vendió el burro para comprarle pasto.
Chávez no tiene las herramientas intelectuales para ver la diferencia abismal entre la economía de Cuba y la venezolana, y su fallido proyecto socialista fracasó porque le dio la espalda a los únicos que podían haberlo salvado, la clase media, los “hijos de papá”, quienes no aceptan vivir en una sociedad sin división de poderes, sin pluralidad, sin respeto por la ley, es decir, sin civilización. El único precio que exige la clase media para no irse del país es que se mantenga la civilización, y el chavismo es incompatible con la civilización, como lo es el castrismo, el estalinismo, etc. Afortunadamente, el pueblo pobre se dio cuenta a tiempo, luego del cierre de RCTV, que el máximo líder no había entendido nada y que lejos de ser enemigos de la clase media, el pueblo es socio de ella en lo único que define el ser nacional: vender petróleo para importar civilización.
Federico Alves
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