Los vientos de locura que soplan por Miraflores están llegando a otras instancias del gobierno. Ordenan la detención de Enrique Mendoza en lo que no puede dejar de ser visto como un mezquino acto de venganza por parte de un gobierno que jamás ha demostrado el más mínimo rasgo de grandeza. Cadivi y Conatel anuncian medidas de control cuya inviabilidad linda con la oligofrenia. Cadivi quiere vender el diván. Ahora el que retira sus 500 dólares mensuales tiene que justificar en qué los gasta. De modo que quien compra un perro caliente en Nueva York o un cachito en París tiene que pedir factura.
Dice el capo de Cadivi que algunos sacan 500 dólares el último día del mes y luego 500 más en los primeros días del siguiente. Bueno, ¿y qué? ¿Cuál es el delito? ¿Que si le sobran los puede colocar en el mercado paralelo? ¡Pero si éste lo mantiene el propio gobierno! Si quieren castigar a alguien metan preso a Rodrigo Cabezas, quien provee de millones de billetes del Norte al mercado negro. Pero lo de Conatel ya es de guiñol. ¡Ahora van a controlar los mensajes de texto en los celulares! Luce siniestro pero también da risa. Los chistes y mamaderas de gallo que circulan por los celulares los tienen locos. Por ese camino poco falta para complacer a Pedro Carreño: nos espiarán a través de la televisión de cable. Pero no el imperio sino el propio Pedro.
TalCual
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