martes, 4 de diciembre de 2007

Un merecido dulce de lechosa!



El país no sólo tuvo que esperar una dilatada espera para saber los resultados del referéndum revocatorio. Ha sido también una larga cita con la unidad, con la sensatez, con el reencuentro. Este redoblar de campanas que se escuchó con el rechazo popular a la mal llamada reforma constitucional no es un triunfo de una tolda política o de un sector de la sociedad. Es una victoria del un país en general, que con esta decisión, refuerza su ideal democrática, ratifica su apuesta por la paz, refuerza su talante pluralista y confirma que los venezolanos somos un pueblo irrefrenable e indómito frente al sable socialista y policial.

Los estudiantes universitarios le han dado una gran lección a la clase política venezolana e incluso a la sociedad civil. Con un sólo poder: la dignidad; con una sola herramienta: la unidad, con un sólo recurso: su creatividad, su pasión… más Internet y un móvil, nuestros muchachos se echaron sobre sus hombros a un país entero sediento de esperanza, de respeto, de paz y de reconciliación con sus valores democráticos.

La victoria del NO representa un buen punto de inicio para la reconstrucción de la disidencia política del país. Y ningún actor político de la oposición tiene garantizado un sitial en este triunfo, porque tal victoria podría resultar pírrica si renace la inmediatez en el sentido político, la improvisación, el protagonismo y el afán mediático.

Esta clara demostración del pueblo venezolano de querer vivir en armonía, en democracia SIN SOCIALISMOS VETUSTOS NI PERPETUIDADES PERSONALISTAS, está a la saga de un nuevo liderazgo, de un nuevo contrapeso político y de una nueva forma de conducirla.

La clase política venezolana, los muchachos, la sociedad civil, el pueblo, tiene en este evento, una excelente oportunidad para revisar y elevar su virtuosidad y sus valores convivenciales. Urge la salida al ruedo de un nuevo proyecto de país, de un plan alternativo de gobierno, que en medio de banalidades, narcisismos y miradas de ombligo, muchos patinan y nadie se ha dispuesto a definir.

El reconocimiento de la victoria del NO por parte del Presidente Chávez es igualmente plausible. Somos de la tesis que la desaprobación de su propuesta constitucional le da más que quitarle, más le favorece que perjudicarle, en la medida que asuma y asimile con nobleza e inteligencia la lección civilista que le ha dado el pueblo, su propio, sus afectos.

No hay que ser un letrado para entender que el pueblo que sigue al Presidente le está enviando un claro mensaje al proceso: Respetamos su liderazgo Presidente, creemos en su revolución, le tenemos afecto y confianza, pero no me uniforme, no me ponga a hacer colas ni pericias para conseguí un vaso de leche; no pretenda quedarse para siempre en el poder; luche contra la corrupción y los nuevos oligarcas; déme un mínimo de seguridad sin tanta retórica y no me obligue a rendirle culto al Fidel, al Che y Noam Chomsky, porque con Bolívar tengo y me sobra ( su mensaje originario).

Luce esperanzador que la pretendida revolución, no tiene la juventud a su favor. No dudo que uno de los principales registros favorables que ha dejado la victoria de la opción NO, es constatar que los jóvenes venezolanos en una inmensa mayoría, enarbolan no sólo los valores democráticos y libertarios, sino que apuestan al país, quieren permanecer en Venezuela y quieren hacer patria y futuro en su tierra natal. Esos talentos, hoy deshacen sus maletas, prenden luces, abren compuertas y se quedan en tierra de gracia.

Los estudiantes niegan el caudillismo como estilo de mando, el populismo y el reparto lisonjero como artificio de aceptación política, el militarismo como jerarquía de poder y la muerte como pacto y condición de sujeción.

Este semillero de nuevos líderes están diciéndole al país, que Venezuela no nace o fenece en manos de una revolución, sino en manos de un liderazgo digno, fresco, con vocación de sacrificio y principalmente civilista.

Otra reflexión obligada es hablar de los excesos y las torpezas cometidas por la Asamblea Nacional. Muchas veces alertamos que ningún acto manifiestamente inconstitucional y menos parido en medio de ventajismos, imposiciones y arbitrariedades, podía nacer y menos permanecer en el tiempo.

A ellos, a esa Asamblea que actuó de manera más cortesana que jurídica, más complaciente que objetiva, más adulante que constitucional, más jala bolas que institucional, le queda la vergüenza de haber proyectado un texto minado de ambigüedades, de vaguedades, injertos milicianos, comunales, autócratas y socialistas, que no se compadecen con la cultura de un pueblo, con nuestro arraigo democrático y nuestro talante multicultural. Y le deben muchas explicaciones al país…que por cierto, a este poco le importa que se las den. Ya el país se les adelantó y les ha respondido.

Pero Venezuela toda ha ganado. Venezuela le ha demostrado al mundo que su nobleza, que su virtuosidad, que su señorío como pueblo pacifico, generoso, irreverente e igualado, produce acomodos, limites y balances extraordinarios...al poder ilimitado, al carajeo, al abuso, a la discriminación y al exceso de empoderamiento.

Muchas veces afirmé y ahora es inevitable insistir en ello, somos un pueblo que tarde o temprano transpira y rebota los odios y los reflujos. No somos una nación chantajeable por la violencia y menos sujeta a cercos de color oliva.. El carácter aspiracional, rebelde y libertario de este pueblo, supera la arrogancia, la altivez y el culto a cualquier personaje. Y nos obliga a ser humildes, pero ojo, no sólo a los que están dentro del poder, sino también a los que están fuera de ellos, y quienes le observan.

Hoy confirmo mi orgullo de ser venezolano. Pero no profeso y reitero este sentimiento por causa de un evento electoral, sino por la madurez de este pueblo. Por la sangre valiente y fogosa que corre por las venas de nuestros jóvenes. Por la nobleza que nos han inculcado nuestras madres. Por la sabiduría de una unidad social que sabe ponerle limites a los excesos. Por la racionalidad de hombres que desde sus esfera de poder (reconozco la sobriedad y coherencia del General Baduel), levantaron su voz frente a la amenaza del sable del caudillo. Por la dignidad de nuestros ciudadanos y por la convicción democrática de una mayoría que va mucho más allá de lo escrutado por el CNE. Esta en el alma de la venezolanidad.

Muchas cosas que lamentar. Pero ahora no vale la pena recordarlas. Si es inevitable comentar la pusilánime actitud asumida por nuestro TSJ. Mucho le habría ahorrado al país una intervención sana, temporánea y firme de nuestro máximo tribunal de justicia, que tuvo todo a su alcance para declarar la nulidad, la improcedencia y la inviabilidad de la mal llamada reforma constitucional. Por cierto aun esta a tiempo de reivindicar los desmanes cometidos contra RCTV, excesos que cuyos platos rotos, ya esta pagando Miraflores y otros tantos.

Pueblo de Venezuela, felicidades. Os deseo a todos una felices y azules navidades! Tiempo de reflexión y de reserva. Tiempo de unidad y perseverancia. Fue una larga e injusta espera. Pero valió la pena. Sepamos aprovechar esta importante victoria, haciendo de ella una cadena de nuevos triunfos y desafíos, que le concedan al país un nuevo orden realmente democrático, incluyente y liberal…para que mantengan viva la esperanza.

La lucha no termina aquí, recién ahora es que comienza…pero en medio de un redoblar de campanas, que hará de esa lucha, una épica de grandes logros y palmarios avances.

Jóvenes de Venezuela: A Ustedes mis especiales expresiones de aprecio, de afecto, de reconocimiento e invalorable gratitud. No depongan su derroche de pasión y su lucha contagiosa, por el alcance de los más elevados valores e ideales libertarios, pluralistas y democráticos, en beneficio de vuestro país, de nuestra querida Venezuela….

Ahora me despido y aprovecho ocasión para irme a dormir no sin antes degustar un merecido dulce de lechosa!!
Orlando Viera-Blanco

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