jueves, 29 de noviembre de 2007

¿En que revolución abunda el whisky y falta la leche?



En un trabajo titulado “Los “boliburgueses”, los nuevos ricos de la revolución bolivariana de Chávez” el diario Clarín de Argentina destaca los contrastes de la Venezuela de hoy: abunda el whisky, las Hummer y crece el consumo mientras escasean los productos básicos.

Uno los reconoce cuando piden un whisky de 18 años en los bares más exquisitos de Caracas. Se sientan a las mesas y abren enseguida las piernas, como agotados por el peso de su grandeza. Displicentes, cuelgan luego los brazos a ambos lados de la silla. Los 18 kilates de sus pulseras relucen tanto como el lustre de sus todoterreno enormes como anfibios recién salidos del mar, estacionados con una rueda sobre la vereda. Si debiera definírselos, se diría que pertenecen a ese club de personas que aprovechan la vida sin vergüenzas, con el beneficio del descaro y la osadía.

Sus vehículos se llaman Hummers y son la última moda en esta Venezuela bolivariana. Seis concesionarios de la General Motors los venden y hay que hacer cola para comprarlos. El país del llano ya acuñó un término: son los “boliburgueses”, una sorprendente categoría social integrada por los nuevos ricos de la “revolución chavista” que este domingo decidirá en referéndum si aprueba una polémica enmienda a su Constitución. En general, se trata de los sectores empresarios enriquecidos bajo el gobierno de Hugo Chávez al amparo de una impresionante renta petrolera, la pujanza de la construcción y los zigzagueos oscuros del cambio de divisas. La oposición los señala como el pecado venial del chavismo y un indicio de su corrupción.

No es casual que ello ocurra: Venezuela flota en dinero. Y el contraste es visible para quien no visitó el país en los últimos tres años. Según cálculos independientes, el consumo crece a una tasa del 18% anual. Las calles de Caracas están atoradas por el tránsito; los restaurantes no dan abasto y los centros comerciales rebosan de gente. La semana pasada, el gobierno dijo que los venezolanos compran un celular cada dos segundos. Son los sectores adinerados y la clase media -justamente quienes más protestan contra Chávez- los que más ventajas sacan del modelo. “No se ve esta vaina dos veces”, comenta a Clarín entre risas William Santos, un empresario tan pulcro en su ropa como adicto a los afeites y a la lavanda Fulton. Sus amigos en un bar del barrio de Sabana Grande asienten con miradas cómplices.

Lo notable del caso es que al país del petróleo y del whisky abundante también lo apabulla la escasez. No hay leche, ni huevos, ni arroz, ni aceites, ni azúcar. La petrolera PDVSA acaba de anunciar que importará leche en polvo desde Brasil. El gobierno afirma que el déficit se debe a la alta demanda por el mejor nivel de vida y acusa a las empresas de acaparamiento. Pero los economistas opositores, como José Guevara, dicen a este enviado que eso se debe a “una ausencia de política productiva, a la falta de inversiones privadas por desconfianza en el sistema y a que Venezuela debe importar casi todo lo que come”.

Lo cierto es que la escasez suma más opositores a la reforma constitucional y el propio Chávez ha salido a disciplinar. “¿Qué revolución es ésta?”, dijo por TV. “¿La revolución del whisky, de los Hummers? Apretaremos tuercas. No habrá un dólar para comprar Hummers. Les hablo a los que se dicen revolucionarios”.

Sin embargo el presidente aún cuenta con un envidiable 63% de apoyo, que todavía lo blinda contra sus críticos. Y eso también tiene sus razones. Como resumen de lo que llamó “la cuestión bolivariana”, un avezado diplomático latinoamericano -que pidió reserva de su nombre- dijo a este enviado: “Chávez es la esperanza de los pobres. Hay un asistencialismo que nunca hubo. Los empleados ahora tienen préstamos bancarios para un auto o una casa. En 40 años nadie les había dado nada. Hay corrupción, sí, y es cierto que el dinero viene del petróleo. Pero antes hubo esa misma riqueza y no se repartió como hoy se hace“.

A su lado, otro colega que lo escuchaba con impaciencia, lo corrigió: “Pero hombre, hay corrupción, no hay modelo productivo, no hay industria. ¿De qué me hablas? ¿En qué clase de revolución abunda el whisky y falta la leche?“. Desde luego, ambas reflexiones son las caras de una misma luna. En algún lugar, uniendo esas dos mitades, se encuentra a estas horas la verdad de Venezuela.

Los “boliburgueses”, los nuevos ricos de la revolución bolivariana de Chávez
Claudio Mario Aliscioni
Clarín, Argentina

http://www.noticias24.com/actualidad/?p=10037

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