martes, 15 de abril de 2008

La gente está harta de ser sujetos pasivos de la información que transmiten los medios


La gente está harta de ser sujetos pasivos de la información que transmiten los medios, y están al tanto de que todo medio obedece a su propio comandante-en-jefe. Lo dice Noé Pernía, quien fuera reportero de El Observador.

Los «Ni-Ni» y el mito de la polarización

Noé Pernía

- I -

Aunque los medios masivos son intrumentos para vincularse con la realidad, el ciudadano en Venezuela tiende a discernir con mayor autonomía qué tipo de operatividad política trae consigo cadaformato comunicacional, y a partir de aquí, qué clase de mensajes y qué grado de certezas se pueden esperar de cada edificio informativo.

Ya no es tan fácil encuadrarlo como un consumidor pasivo de información.

Es por esto que la gente ya sabe qué cosas va a escuchar cuando sintonice uno u otro canal de televisión, y sabe qué cosas dirá cada uno de los periodistas de opinión sea cual sea su tendencia o militancia.

En este caso, no es extraño encontrar personas que comentan: “es que yo ya no oigo a fulanito de tal en la radio porque ya sé lo que va a decir”, o por ejemplo, “ya no leo a fulanita de tal en el periódico porque se ha vuelto repetitiva, ¡siempre escribe la misma vaina!”.

El cansancio informativo rompe poco a poco con las antiguas fidelidades periodísticas, y esto es lo que lleva a muchos ciudadanos a un black out comunicacional o a una desconexión parcial con los medios.

- II –

Y este fenómeno surge, quizá, porque los eventos que describen la dinámica política parecieran comportarse como los trenes, que van sobre rieles hacia rutas ya establecidas, sin posibilidad de salirse de su específico recorrido geográfico.

Por esta razón muchos ciudadanos se sentirán como los pasajeros de un tren sin el disfrute que trae consigo el viaje, miran por la ventana y se preguntarán que habrá detrás de aquellos picos nevados, o en aquellas praderas que se ven al fondo.

Otros a lo mejor se dediquen a llenar crucigramas para gastar el tiempo, o a hablar con otras personas sobre temas sin importancia vital.

De esta manera, la política oscila entre los tentativos de un gobierno militarista por adoctrinar a un pueblo suspicaz, y la histeria cansona y epiléptica de los medios masivos de combate antichavista

En este contexto la política no trae sorpresas porque nos viene dirigida desde una polarización artificial.

Así entendida, la política sufre una distorsión que la vacía de contenido y provoca el aburrimiento. Es aburrida por redundante, y hueca por ausencia de capacidad analítica.

- III –

A lo mejor por eso es que la gente, cansada de que jueguen con su inteligencia, quiere despedirse a la llanera tanto de comandantEs y comandantAs, gritones y pistoleros con boina roja, como también de payasos y saltimbanquis de un antichavismo agotado y rayoso.

De aquí pueda que parta otra manera de mirar las cosas: No es que la gente, sobre todo la gente a la que con cierto desprecio se la llama «Ni-Ni», haya caido en un estado de sopor e indiferencia.

Es más bien que la decepción la obliga a comerse en silencio su impotencia y hastío.

Impotencia y hastío que no encuentran una válvula de escape en un país donde la «libertad de expresión» quedó reducida a: “Lo-que-diga-mi-comadante-en-jefe”

Y no importa si el “comandante-en-jefe” se llama Hugo Chávez, Marcel Granier, Mario Silva, Gustavo Cisneros, Alberto F. Ravell o cualquier encopetado de vieja o nueva clase comunicacional.

No logramos escapar de una relación de patético servilismo con las castas de altos gerentes de medios masivos, ni con los cuadros de la nueva aristocracia militarista.

La lógica de dominio es la misma, las astucias del poder y la manipulación siguen los mismos rieles de ese tren en el que nos montamos los ciudadanos en Venezuela sin darnos cuenta que también se puede hacer traking, o lo que es lo mismo, simplemente caminar.

- IV -

Claro está que caminar es mucho más fatigoso que viajar en tren, pero es así que se alcanza a observar cada detalle, en este caso, de una situación política apremiante que hiere y mortifica al pueblo venezolano.

Caminar para conocer la topografía oculta de un país que viene cambiando de relieves, que se nos está transformando bajo los pies mientras seguimos creyendo que Venezuela es como nos la pintan en los noticieros.

Un paraíso que ni Dios mismo sería capaz de imaginar, si vemos los noticieros de los medios estatales. Un infierno castrocomunista del que todos quieren salir corriendo, si vemos por el contrario a las televisoras de combate político antichavista.

Y en el medio nuestro humilde y paciente «Ni-Ni», lleno de dudas delante de un paisaje político secuestrado por la polarización, una polarización fabricada a la medida del crimen comunicacional que encarnan los comandantes-en-jefe de uno y otro bando ideológico.


http://www.noticias24.com/actualidad/?p=13524

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