El hombre de la Etiqueta, asesino de la revolución
Noé Pernía¿Y que será de la vida de «mi unicornio azul ayer se me perdió»?, ¿lo habrán encontrado?, ¿estará en las fosas comunes de la selva colombiana?, ¿lo habrá visto Ingrid Betancourt?, ¿lo cabalgará Marulanda?, ¿el «valija-gate»?
Al «unicornio azul» lo mató el «hombre de la etiqueta», ¿se acuerdan de aquel personaje que interpretó el actor Carlos Villamizar en la telenovela Por Estas Calles (1992) de RCTV? Era un polèmico justiciero que antes de quebrarle el pescuezo a los malandros los obligaba a atarse una etiqueta en el pie.
El «hombre de la etiqueta» mató la poètica revolucionaria cometiendo el homicidio político más grande de la historia contemporánea de Venezuela… y probablemente haya sido la dialéctica de la cruel realidad el sustrato dramático de ese crimen.
No ya la realidad material, real y concreta, para hablar como hablan los teóricos de pesado engranaje, se trata de esa realidad espiritual que se tiñe como el agua negra, por culpa de la ambición y la codicia que siempre pastan en lo más oscuro de nuestras pasiones.
Recuerdo cuando en 2006 fui corresponsal en el Vaticano en la visita que el Presidente Chávez le hizo a Su Santidad Benedicto XVI, mostrándole un óleo con el rostro de Bolívar le explicaba que «había muerto con camisa prestada» y sin un cobre en el bolsillo.
Quizá en América Latina la leyenda de un hombre rico que murió pobre, cayó fulminada por la realidad de un hombre pobre que seguramente morirá muy rico.
Y no es que ese hombre rico sea el propio Presidente Hugo Chávez, que prometió marcharse a sembrar maíz en Sabaneta de Barinas, su pueblo natal, cuando le toque relevo.
Pienso más bien en el «hombre nuevo» del socialismo venezolano, no una individualidad, sino el sujeto “revolucionario” que se comió la utopía y eructó a cambio hummers, lamborghinis, yates, corbatas Vuitton, zapatos Gucci, casas en el country… Pero que por sobre todas las cosas eructó un profundo y pastoso hedor a «etiqueta azul» mezclado con la mentira que denigra tanto a esa odiada oligarquía de la cuarta repùblica.
Fue este sujeto supuestamente “revolucionario” encarnado en «el hombre de la etiqueta», de la «etiqueta azul», quien mató la ilusión del pueblo que sigue buscando el «unicornio azul» original.
«El hombre de la etiqueta azul», ese elixir divino que bebe cual gasolina barata la boliburguesía militarista que representa al “hombre nuevo” del siglo XXI… claro está, siempre con los privilegios del “hombre viejo” del siglo XX.
miércoles, 21 de mayo de 2008
«El hombre de la etiqueta azul»
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