Es de imaginar que el presidente de la república, que reacciona como un león mal herido cuando los cruceños deciden por una inmensa y aplastante mayoría aprobar su estatuto autonómico y no deja pasar un segundo para soltar sus perros de presa, amenazando con invadir Santa Cruz con sus tropas de asalto, reaccione esta vez aunque tarde una semana para dedicarle el próximo Aló Presidente a la montaña de escándalos que amenazan con aplastarle a él, a su familia, a su entorno y a sus más próximos seguidores por los siglos de los siglos. Amén.
Y no puede argumentar desconocer los intríngulis del mercadeo internacional de bienes alimentarios y haber sido sorprendido en su buena fe ante el gigantesco sobreprecio con que los Sres. Que salen a hacer mercado para Mercal se meten al bolsillo la friolera de $ 29.495.200 (veintinueve millones cuatrocientos noventa y cinco mil dólares). Ya son nueve años de buena fe, y desde el tristemente célebre escándalo del Plan Bolívar, cuando bajo sus ojos los generales de la época se chorearan más de dos mil millones de dólares, hasta los maletinazos y el surgimiento exponencial de la fortuna de sus padres, hermanos y sobrinos, ya no queda espacio para la buena fe. Lo que queda, en cambio, es una constatación estremecedora: la diabólica corrupción que carcome a la V República y al régimen que preside el teniente coronel es sistémica y sistemática. Corresponde a la esencia misma del “proceso” y es propiciada, alimentada, protegida y fomentada por el propio Hugo Chávez Frías. Tal como con el nazismo y el fascismo lo demostraran hasta la nausea: Corrompe e impera. Todo lo demás es cuento chino.
¿Cómo explicar de otra manera que “ojitos” Ramírez, el grandote de la voz pausada y seductora, haga y deshaga de manera gangsteril con los ingresos petroleros y nadie lo mueva un milímetro de las arcas de PDVSA? ¿Cómo explicarse el atronador silencio del presidente de la república ante los desafueros y corruptelas de su parentela? Dejémonos de pendejadas: el régimen es estructuralmente corrupto. La corrupción es su máximo instrumento de Poder. Y habrá corrupción y gangsteril desmantelamiento de las riquezas nacionales mientras el teniente coronel esté al frente del gobierno.
En otras palabras: o acabamos con Chávez y su régimen hamponil o Chávez y su mafia acaban con la riqueza de la Nación. Y con todos nosotros, incluida nuestra descendencia. No es un problema electoral, Sr. Rosales. Ni un problema de encuestas, Sr. Borges. Ni de estrategia a largo plazo, Sr. Petkoff. Es un problema de la máxima urgencia nacional. Nos estamos ahogando en la letrina del sistema y si no le ponemos fin, terminaremos embadurnados hasta la coronilla.
De eso se trata: de dignidad. De moralidad funcionaria. De decencia nacional. Si no lo detenemos a tiempo, mañana será demasiado tarde. Despertaremos como de una pesadilla, inmersos en una realidad infinitamente más pesadillesca que nuestros peores sueños. Sin petróleo, sin divisas, enratonados y con un país desvastado.
Señores dirigentes de los partidos políticos de oposición. Es hora de hacer algo. ¿O es que todavía no se enteran?
Pedro Lastra
No hay comentarios:
Publicar un comentario