El estudiante de derecho, Yon Goicoechea, viajará este lunes a Estados Unidos para recibir el Premio Milton Friedman para el Avance de la Libertad, que recibe ese nombre en honor al premio Nobel de Economía. La ceremonia se realizará el jueves en Nueva York.
"Creo que en Venezuela no puede hablarse de democracia porque los poderes públicos están controlados por un solo poder, no hay un verdadero contrapeso de poder (...) Venezuela se está acercando muy peligrosamente a un régimen totalitario'', dijo.
Frente al garaje acondicionado donde vive Yon Goicoechea, hay un muro en el que está pintada una consigna que lo acusa de defender a los ricos y a los poderosos. Ahora, la televisión estatal está mostrando una caricatura de él, donde sujeta un fajo de dólares, con el mensaje "Made in USA''.
Las críticas se han intensificado en fechas recientes, luego de que Goicoechea recibió el mes pasado un premio de medio millón de dólares del Instituto Cato, un centro estadounidense que defiende las libertades individuales y de mercado, por su "papel crucial para organizar y dar voz a la oposición contra la erosión de los derechos humanos y civiles en este país''.
Goicoechea dice que la primera influencia en su activismo proviene de su abuela, nacida en Cuba, quien abandonó la isla en la década de 1940 y se convirtió después en una ferviente anticastrista.
El joven, quien tenía 14 años en 1998, cuando Chávez fue elegido, recuerda que su abuela veía con malos ojos al futuro presidente. "Mi abuela siempre me dijo: 'Ese tipo es comunista''', dijo.
Goicoechea se resiste a las etiquetas de derecha, izquierda o centro. Considera que América Latina necesita mayores libertades y justicia social, y defiende a la empresa privada, frente a las interferencias del estado.
Otra influencia en la mente del estudiante es la de su padre, quien ha estado tres años y medio en prisión, a la espera de un juicio, por lo que su hijo considera un fatal "caso de defensa personal''.
Goicoechea no da detalles, por miedo de represalias contra su padre, un abogado que según el joven nunca fue activista político. Sin embargo, el estudiante expresa su indignación ante un sistema capaz de retener a los ciudadanos presos por tanto tiempo y sin juicio.
No ve nada malo en aceptar el premio, que previamente ha sido otorgado a defensores de la economía de libremercado, como el ex primer ministro estonio Mart Laar y el economista peruano Hernando de Soto.
Señala que todavía estudia los requisitos legales para introducir a Venezuela el dinero incluido en el premio, pero quiere usarlo para desarrollar una fundación y aportar conocimientos a otros latinoamericanos que compartan sus valores.
Por ahora, él y otros estudiantes operan la fundación en una casa de Caracas, prestada por un activista de los derechos humanos, Gustavo Tovar Arroyo, quien escribió un libro sobre su movimiento.
Goicoechea comparó su optimismo con el del demócrata Barack Obama, su precandidato preferido para llegar a la presidencia de Estados Unidos. "'We can change' (podemos cambiar), como decía Obama. El mundo esta cambiando'', dijo.
El Nacional
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