domingo, 22 de febrero de 2009

La crisis lo tumbará en dos años


La verdad es no hace falta haber estudiado economía para darse cuenta de que estamos a las puertas de una catástrofe económica que hará parecer al viernes negro de Luis Herrera como un resfrío, cuando el bolívar se devaluó de 4.30 hasta arañar las alturas. Los jóvenes no se acuerdan del trauma de ese momento histórico: de súbito, no habían dólares para nada, ni para pagar los estudios en el exterior. Miles de venezolanos que estaban estudiando en universidades y liceos de docenas de países tuvieron que regresar de urgencia, porque no se conseguían dólares.


Mi hermano menor fue una de las víctimas de esa repatriación forzada. El costo de la vida sufrió una subida tal que los salarios se redujeron a la cuarta parte en cuestión de meses. La vida de puso muy difícil en este país, pero era si se quiere “papita” en comparación con lo que nos espera. El señor presidente ya empezó a decir la verdad, de a poco, como quien no quiere la cosa, pero la única forma de conservar divisas es restringiendo el gasto público en forma draconiana, mas -of course-una macrodevaluación inicial que al final tendrá que ser diaria, en lo que de denomina “crawling peg”.

El problema es mucho peor porque PDVSA tiene un altísimo costo de producción está cerca del precio de venta, dejando poco o ningún beneficio económico, por eso no paga sus cuentas desde hace varios meses. Si se detienen los proyectos de exploración, que son vitales, puede darse el caso de que en 10 años no haya producción significativa de petróleo exportable, y el que saquemos aun no de para el consumo interno. Venezuela puede llegar al estado de postración del Irán, un país tiene que importar gasolina porque no tiene capacidad de refinar su propio petróleo, mientras -ríanse-fabrica bombas atómica a espaldas de la comunidad internacional.

Los costos de exploración mas los costos de producción, a los cuales hay que agregar el consumo interno que no genera nuevas divisas, dejan casi nada de nuevos dólares para la nación, es decir, para importar la comida de 26 millones de venezolanos. El país tiene reservas, es verdad, pero ¿hasta cuándo? Me temo que Chávez decida quemar reservas hasta lo último, escogiendo apostar a un repunte de los precios que nunca llegará, y cuando las FFAA se vean forzadas a intervenir para preservar el país del caos, no quedarán reservas sino para días de importaciones. Ese es el escenario más optimista.

El punto crítico es la ilusión de Chávez acerca de que reduciendo la producción contendrán la caída de los precios. Está más pelado que rodilla de chivo -como se dice popularmente. Veamos a ver si me acompaña la suerte explicando lo que sucede en el planeta. La expansión del gasto público norteamericano en varios trillones durante los últimos años por causa de la guerra de Irak trajo como consecuencia una “inflación de activos inmobiliarios”, y ellos indujo una demanda creciente por parte de los consumidores gringos, quienes al ver que la cosa no era para siempre, clavaron los frenos y el consumo de bienes opcionales se redujo casi a la mitad en un año, arrastrando a la quiebra a la economía China, dañando en forma crítica a la economía japonesa y dejando al resto del planeta en una crisis de dimensiones no vistas, porque el secreto del crecimiento del mundo era justamente la demanda de los gringos, los mismos que el señor presidente culpa de todos los males.

Ahora el mal está hecho. China tuvo que cerrar 70.000 fábricas y mandar de nuevo a la tierra a millones de obreros, pero lo importante es el petróleo sufrió una caída de la demanda, y de súbito, en el mundo hay mas producción que consumo, y eso tumba los precios. La economía gringa necesita una década para recuperarse, y además, necesita de petróleo barato, ya que con precios de energía altos no será posible revivir a la industria automotriz norteamericana que está obsoleta. El precio de petróleo se mantendrá barato por siete años, como dice la biblia, vienen siete años de vaca flacas. Pero el señor presidente no tiene planes para esta crisis, porque no la vio venir, ocupado en hacer la revolución. Cuando nos alcance el segundo año de precios bajos, tocaremos fondo, y solo nos salvará de una crisis alimentaria la ayuda del mismísimo imperio. Entonces, solo entonces, las FFAA verán que el líder estaba loco, y será el fin.

Doy por descontado que el caos acabará con Chávez, pero …¿y qué hacemos después? Yo estoy pensando en reunir un grupo de economistas independientes para preparar un plan de emergencia para la nación. Naturalmente, no hay nada que hacer mientras Chávez esté en el poder, pero tarde o temprano habrá que escoger entre Chávez y Venezuela.


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