miércoles, 24 de septiembre de 2008

Grupo de choque: el ex ministro del Interior y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín, se encuentra activo en Fuerte Tiuna


No saben hacer las cosas, por eso nadie les cree el repetitivo cuento del magnicidio, a no ser que provenga de la llamada derecha endógena del PSUV, que es una hipótesis muy probable. Hay que poner la mira en los interesados del chavismo sin Chávez, que andan mortificados porque el caudillo, con sus siete vidas de gato, sobrevive a todos los magnicidios ficticios.

Les indigna que los medios no se enganchen en el “refrito” del golpe de Estado: ¿Con cuáles batallones cuentan los altos militares retirados que se encuentran “hospedados” en la Dirección de Inteligencia Militar? ¿Cuántos institucionales están dispuestos a solicitarle la renuncia y que la acepte de verdad? La mayoría se fue de baja.

El tema de la conspiración aburre, si no fuera por el toque humorístico puesto por Chaderton al involucrar al peruano Jaime Bayly con el resto de los supuestos conspiradores: George W. Bush, Ravell, Otero, Vivanco, el ministro colombiano de la Defensa, Juan Manuel Santos, o el eructólogo Acosta Carlez. Nadie le dedicaría centímetros en los periódicos o minutos en los medios audiovisuales, a no ser para burlarse.

Por eso lanzan triquitraquis contra Globovisión, a ver si generan miedo y crean desasosiego en la oposición. Como nos hemos acostumbrado a vivir en el drama de la muerte cercana que a diario ejecuta el hampa, esos ruidos molestos y artefactos lacrimógenos no hacen ni coquito.

Ese colectivo “La Piedrita”, que se define como “movimiento popular insurgente” y se atribuye el ataque con potes de humo a la sede del canal, quiere que los medios le den tratamiento noticioso a un tremendo caliche, como llamamos en el argot periodístico a un asunto de poca importancia.

Para darle alguna trascendencia y justificar su acción se buscaron a una profesional de la violencia como Lina Ron, que de costumbre hizo alarde de apología del delito y excretó sus amenazas de muerte. Cuando la revolución está debilitada, esos colectivos, llámense Tupamaros, Carapaicas, La Piedrita o como sea, trabajan como terroristas de baja intensidad.

En épocas electorales no son otra cosa que parte del paisaje. Si no actuaran de manera tan ostensible, parecerían pájaros inofensivos, árboles fragiluchos o conductores captados por las cámaras de seguridad. Pero de inofensivos, nada. Son enemigos de la libertad, que se enmascaran, se arman y la arman en nombre de la revolución bolivariana y del comandante en jefe, que pretende entronizarse en el poder, imponiendo en el país la servidumbre.

Tic tac

Grupo de choque: el ex ministro del Interior y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín, se encuentra activo en Fuerte Tiuna, donde coordina una base de operaciones con ex funcionarios de la Armada, Disip y DIM, para realizar funciones de inteligencia y monitoreo a militares y civiles sospechosos de conspiración. En caso de confrontación se constituirán en “grupo de choque”, con la orden de “levantar” (en el argot policial significa: secuestrar) a los involucrados, para interrogarlos y fabricar los respectivos expedientes.

Operaciones secretas: el Ministerio de Finanzas sirve de base a 18 tupamaros bajo la dirección de un ex funcionario de la DIM -Freddy Escalona-, que tienen “montados” a editores, periodistas y algunos dirigentes políticos declarados como “objetivos militares de las milicias”….

G2 bolivariano: se encuentran en Cuba 180 funcionarios de la Dirección de Inteligencia Militar -militares y civiles-, que siguen cursos de 2 meses en entrenamiento e inteligencia.

Operación “Rayo”: en caso de presentarse escenarios violentos el próximo 23 de noviembre, la DIM creó un grupo de reacción que evacuará del país a familiares de altos funcionarios. Tienen aviones privados con pilotos asignados.

tic tac

El Montaje
Marianella Salazar
El Nacional

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